Cuando la cabeza de la columna entraba en la Plaza del Duomo, todavía faltaban veinte cuadras de personas para llenar el lugar. Doscientos cincuenta mil cantaron, bailaron y gritaron contra el racismo. Esta vez fue el norte que empezó a desperezarse. Y lo hizo al ritmo de un Dj italo-nigeriano, Simon Samaki Osagie.
El centro de Milán vio pasar la caravana repleta de globos con el mapamundi dibujado, pancartas coloridas y referentes políticos, gremiales y sociales: una trintena de municipios, entre ellos Riace, ciudad símbolo de la asistencia a los inmigrantes que renació gracias a recibirlos, darles trabajo y vivienda y por la cual, su sindico, Domenico Lucano, fue procesado por violar la ley de migración. Allí estaban el presidente de la región de Lazio, Nicola Zingaretti, la ex presidenta de la Camara, Laura Boldrini, y la siempre presente Emma Bonino.
“People, primero las personas” fue el nombre de la convocatoria propuesta por el municipio milanés. En primera fila de la manifestación estaban las “Madres por la piel” -Mamme per la pelle- asociación que nació por una carta escrita por una madre adoptiva a Salvini.
Los sindicatos también dijeron presente en la marcha, allí estuvieron la marcha. El secretario General de la CGIL, Mauricio Landini, declaró´: “esta es una plaza que va más allá de la izquierda, hay un país solidario que lucha contra la desigualdad. Y acá estamos todos los sindicatos, unidos, pidiendole a gobierno que ponga al trabajo en el centro de la escena”.
La Columna Vertebral reproducía, en octubre del año pasado la reflexión del periodista Marco Damilano que hoy cobra la consistencia de un vaticinio: “Los ciudadanos, asociaciones, intendentes y pequeños pueblos que se están movilizando en estas semanas, las tantas Riace presentes en nuestro territorio, la operación Mediterránea con la nave Mar Jonio que une movimientos, centros sociales, escritores e intelectuales, las familias que en Lodi se rebelaron contra la discriminación de los niños extranjeros, son el sustento de un posible despertar de la sociedad…Una cadena humana de mujeres y de estudiantes se mueve desde el norte hasta el sur del país, llama a reflexionar a la política, inmóvil y paralizada, en el parlamento y afuera.”