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Reconstruyendo la utopía, por Juan Manuel Sánchez Puntigliano

Publicado en bitacoradodo.wordpress.com


  1. Somos solarpunks porque nos han arrebatado el optimismo y estamos tratando de recuperarlo.
  2. Somos solarpunks porque las únicas otras opciones son el negacionismo o la desesperación.

    (Primeros dos puntos de un manifiesto solarpunk) -1-

Genealogía de un término

El padre del Solarpunk es el Cyberpunk, subgénero de la ciencia ficción, caracterizado por un ambiente urbano en que la tecnología y las grandes corporaciones se alían para oprimir a las masas. Blade Runner y Matrix son dos conocidos ejemplos. Sus hermanos mayores son el Steampunk y el Dieselpunk. El primero propone un mundo en el que la tecnología del motor a vapor se fue perfeccionando hasta lograr un desarrollo similar al que tenemos hoy en día, pero dentro de una estética victoriana. La premisa del segundo es muy similar, salvo que los niveles de perfeccionamiento se lograron con el motor a explosión y estéticamente recuerda al período de entre guerras o a la Segunda Guerra Mundial.

Dado que el término steam significa en inglés chorro de vapor y diesel se explica por sí mismo, no resultaría muy difícil imaginarse a qué apunta el solarpunk. Lo que hace al Solarpunk la oveja negra de su familia es que mientras sus parientes se caracterizan por el pesimismo llegando, en muchos casos, a construir mundos distópicos, el Solarpunk apunta al optimismo y no tiene vergüenza de definirse como utópico.


Diseñando la utopía

22 El solarpunk:

  1. es diverso
  2. tiene espacio para la coexistencia de espiritualidad y ciencia
  3. es bello
  4. puede pasar. Ahora

    (Último punto del mismo manifiesto)

Estéticamente, el Solarpunk puede definirse como una mezcla armoniosa entre vanguardia tecnológica, art nouveau y sustentabilidad ecológica. Y lo que resulta políticamente muy lúcido, es que en un mundo en el que la escritura va perdiendo relevancia cultural respecto a los medios audiovisuales; la utopía no puede ser solamente elaborada a través de ensayos. Hay también que ilustrarla, diseñarla.

Y si bien, el aspecto visual del Solarpunk es hasta este momento el que más se ha desarrollado, no debemos desdeñar sus ideas políticas. Ya, desde las ilustraciones, existe en el Solarpunk una celebración del espacio público y los medios de transporte colectivo, lo que es una clara contraposición a la lógica neoliberal en la que se intenta sustituir los lugares públicos por los privados como forma de maximizar el lucro empresarial. Estos espacios públicos, la sustentabilidad ecológica son posibles, porque existe un poder no económico (llámese estado o sociedad civil) que vela por ella. Si bien el Solarpunk dista de tener un programa político único, existe un consenso general de que una sociedad más igualitaria es necesaria -2- y que no es recomendable dejarlo todo librado al mercado.



Juéguele todas las fichas a la fusión nuclear

La fusión nuclear es el proceso por el cual se unen dos átomos livianos para formar uno más pesado. Es justamente lo contrario a la fisión nuclear en la que se divide un átomo pesado en dos más liviano y al revés que esta, produce muchísima más energía y no es prácticamente contaminante. Los escépticos de este proceso, deberían elevar la vista al cielo. Las estrellas, incluido el Sol, son gigantescos reactores de fusión nuclear.

El gran reto, es lograr construir un reactor de fusión nuclear acá en la Tierra. A lo largo del globo hay varios equipos de científicos e ingenieros trabajando en eso. Los retos de ingeniería son muchos pero van avanzando en eso, algunas estimaciones dicen que para 2035 estaría el primer reactor de fusión nuclear operativo -3- .

Todos parecen estar de acuerdo que una vez la fusión nuclear sea posible, se desencadenará una antes y después tecnológico similar al ocurrido en la revolución industrial. Hay quienes especulan que la humanidad llegaría rápidamente a ser una civilización de clase 1 en la escala de Kardashev; con la tecnología necesaria para obtener toda la energía que existe en el planeta de una forma sustentable. A manera de comparación se estima que hoy en día somos una civilización tipo 0,6 o 0,7. Incluso hay voces más optimistas que sugieren que por primera vez en la historia de la humanidad, podría alcanzarse una economía post-escasez. Una mundo donde todo los bienes y servicios básicos resultan tan baratos de producir que su acceso universal está garantizado -4- .

Si bien, la fusión nuclear no suele ser parte del menú vinculado al Solarpunk, puede verse como una progresión lógica. Sustituir los paneles solares por pequeños soles generados en la propia Tierra. Por esperanzador que sea un futuro donde la fusión nuclear sea moneda corriente, no deja de ser una herramienta. En las manos adecuadas, puede ser una clave para que todos logremos un nivel de vida digno. Ahora, si grandes corporaciones se hacen con su monopolio, probablemente el resultado sea un mundo aún más desigual.



Tomar el futuro por asalto

El Solarpunk es una narrativa cultural muy poderosa que puede
unir esfuerzos a través de varios sectores de una manera organizada.
(Traducido del artículo de la BBC)



Como contrapartida a la promesa de la derecha de un mundo de prosperidad y lujos, en el que se suele omitir la letra chica del contrato en que ese tren de vida solo será para unos pocos. La izquierda a través del Solarpunk puede prometer un futuro más justo, igualitario, sustentable, donde todos tengan su lugar. Frente a la frase hecha de que las políticas de izquierda sólo pueden repartir pobreza, el Solarpunk es la conceptualización de una forma de elevar el nivel de vida en general, donde cada ser humano tenga un digno pasar.

Por su parte, la fusión nuclear es una realidad que llegará tarde o temprano. Un avance tecnológico tan sustancial será una oportunidad única para replantear y cambiar los mecanismos de poder que operan en el mundo. Esto sumado a que mientras la era del petróleo está en gran medida determinada por la geopolítica de los yacimientos petrolíferos. El deuterio, combustible necesario para la fusión nuclear, puede obtenerse de los grandes volúmenes de agua.

La fusión nuclear, es un asunto que también debe ocupar y preocupar a la izquierda uruguaya como latinoamericana. No puede pasarnos que un buen día amanezcamos con la noticia de que el primer reactor de fusión se encuentra operativo, sin que se haya planificado el desarrollo de tales tecnologías en nuestras latitudes. Por esta razones la fusión nuclear debe comenzar a ser parte de la agenda política, no sólo su desarrollo sino de qué manera construiremos un futuro mejor apoyados en tales tecnologías. De lo contrario, corremos el riesgo de que otros lleguen antes y lo construyan acorde a sus intereses financieros.

Si en cambio, estamos listo para aprovechar la oportunidad histórica única que se presentará en un par de décadas, podremos tomar el futuro por asalto.




NOTAS

1 – https://www.re-des.org/un-manifiesto-solarpunk/
2 – https://www.bbc.com/news/business-57761297
3 – De hecho, considero que la primera mitad del Siglo XXI será recordado como la humanidad trabajando a contra reloj para desarrollar la fusión nuclear antes de que llegue el colapso civilizatorio.
4 – Hay quienes conciben la Europa Occidental del período 1955-1980 como lo más parecido a lo que podría ser un ejemplo histórico de una economía post-escasez.



Juan Manuel Sánchez Puntigliano 

Montevideo, 1983 . Es licenciado en Letras y Técnico Universitario en Museología. 

Actualmente se desempeña como Monitor de Sala en el Museo Figari y como docente de Análisis y Producción de Textos en el sistema UTU. Ha colaborado con diversas publicaciones culturales como «Axxón», «Maldoror», «Lento», «Guita» y escrito reseñas para la sección cultural de «La Diaria».
 

Fotografía: Gloria Moreno.

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“Defender al Bonaparte es defender la salud mental de la comunidad”

Por Paulo Giacobbe

El Hospital Dra. Laura Bonaparte queda en Combate de los Pozos al 2100, en Parque Patricios. Al igual que el Sitio de memoria Virrey Cevallos, resiste al vaciamiento y los despidos. Bajo la consigna “Defender al Bonaparte” como parte de la lucha por la salud mental de la comunidad, este viernes 31 de enero a las 17 hs, convocan a todos los sectores a las puertas del Hospital, en Combate de los Pozos 2133, Parque Patricios.

Los trabajadores y trabajadoras del Bonaparte acudieron al festival Arde la Memoria en el ex CCD Virrey Ceballos el pasado viernes y convocaron a esta resistencia en unidad.
Sol es trabajadora social y fue despedida hace una semana. En total fueron 200 las notificaciones de despidos que llegaron. Al igual que en Cevallos, la cosa empezó en el 2024: “En el mes de agosto del 2024 nos echaron a treinta compañeros, cerraron un centro de atención primaria que teníamos en la Isla Maciel, y en el mes de octubre nos amenazaron con un cierre, el cual pudimos resistir. Logramos que no lo cierren en ese momento porque los trabajadores en asamblea votamos un plan de lucha que incluía la permanencia en el hospital y la creación de comisiones de trabajo”, contó Sol a La Columna Vertebral.

Este año, desde el Ministerio de Salud retomaron los ataques. Y entonces vuelta a organizarse y realizar asambleas. En una de esas asambleas votaron participar de la actividad en el Sitio de Memoria, “otro sector que está siendo fuertemente atacado, y nos parece muy importante poder unir todas las luchas, porque la gente, la comunidad, tiene la fuerza”, analizó Sol.
La cantidad de despidos implica que el hospital cierre. “Hay días que directamente la guardia no puede abrir, hay muchos servicios que quedaron desguazados. Nuestra lucha no es sólo por nuestros puestos de laburo, sino por la atención de calidad”.

“El Hospital Laura Bonaparte tiene una perspectiva de atención en salud mental que se denomina comunitaria, nosotros teníamos dos centros de atención primaria, uno en la Isla Maciel y otro en Zabaleta, que era donde yo trabajaba, y lo que hacemos ahí básicamente es acercar la salud a los barrios, que muchas veces las personas, sobre todo en los barrios más postergados, no pueden acceder, ya sea porque no pueden pagar un viático o por diferentes cuestiones que tienen que ver con la crisis económica que estamos viviendo; pensar que la atención de salud mental no tiene que ser solamente al interior de un hospital, sino que nos basamos en lo que tiene que ver con la Ley de Salud Mental, que implica que los abordajes tienen que ser en las comunidades, en los barrios, donde las personas tienen su centro de vida”.

Sol hace más de dos años que trabaja en el Hospital, siempre realizando abordaje territorial. En Zabaleta, en Villa Fiorito, en Villa Palito en La Matanza; por eso cuenta que cada persona en su barrio tiene sus lazos y redes de apoyo. “Aparte que hay problemáticas sociosanitarias muy importantes; por ejemplo, Villa 21-24 Zabaleta, tiene más de 100.000 habitantes, con uno de los índices más altos en riesgo eléctrico, plomo en sangre, abundan muchas instancias de problemáticas también de salud mental”.

La guardia, el trabajo territorial, la farmacia, el servicio de niñeces; enumera Sol de memoria a las áreas desguazadas, “echaron a la única odontopediatra del hospital. Eso implica que un montón de niñeces que tenían su control odontológico en el hospital ya no lo tienen más, y así te puedo enumerar también los servicios de salud integral, clínica, consejería de salud sexual, reproductivo, no reproductivo… son muchos los servicios que están siendo totalmente desguazados y que no pueden tener la atención como la venían realizando”.

El perfil del trabajador y trabajadora a despedir es amplio: “Tenemos compañeras embarazadas de seis meses que las despidieron, tenemos compañeros con tratamientos prolongados por enfermedades bastante complejas que fueron despedidos, incluso una delegada que tiene fueros… Nosotros trabajamos de una forma interdisciplinaria; entonces, no solo es una escucha con un psicólogo, sino que también intervienen trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, músicoterapeutas. La verdad es que, al día de hoy, nosotros planteamos un lema que “vaciar es cerrar”, porque si bien pudimos resistir al cierre de octubre, en este momento nos están cerrando de forma operativa”.

El Hospital Bonaparte estará presente en la Marcha Federal del próximo sábado 1 de febrero.

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Virrey Cevallos: los trabajadores en defensa de los sititos de memoria

Por Paulo Giaccobe

El pasado sábado se realizó un festival en las puertas del Ex Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio Virrey Cevallos, donde funciona un Espacio de Memoria, en el barrio porteño de Monserrat. Con la consigna “¡Arderá la memoria!”, los trabajadores organizados se defienden de la política de vaciamiento y despidos de la Secretaría de Derechos Humanos que administra el gobierno negacionista de Javier Milei.

La Columna Vertebral charló con Nelson, trabajador del Sitio de Memoria: “El festival surgió a partir de la demanda social por el vaciamiento que está aconteciendo a partir de la asunción del último gobierno”, contó Nelson, trabajador cesanteado de Virrey Cevallos, a La Columna Vertebral. “En la sociedad hay una conciencia sobre estos lugares. Y esto lo que nos deja es una base organizativa para lo que viene. Estamos muy agradecidos con la comunidad, con las organizaciones que se acercaron a colaborar y que son quienes en definitiva van a sostener las políticas de memoria”.

La cuadra de Cevallos al 600 estuvo llena de gente. En un escenario montado en la puerta del sitio de Memoria se sucedieron una radio abierta, obras de teatro y musiquillas. Puertas adentro se desarrollaron visitas en simultáneo, guiadas por sus trabajadores.

El ex centro clandestino estuvo a cargo del servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina. Se trata de un edificio bajo pero largo, que los represores alquilaron a la familia Río para utilizar como casa operativa. Es lo mismo que hicieron en la calle Franklin al 900, en el barrio de Caballito. Los mismos locadores, los mismos locatarios. Dos inmuebles distintos alquilados para ser utilizados con el mismo fin. Terminada la dictadura, Cevallos fue abandonado y tomado por distintas familias simultáneamente, que ocuparon sus piezas como si fuera un conventillo. Cuando una inmobiliaria lo puso a la venta con la intención de demolerlo, la agrupación barrial independiente Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad, organizando escraches y marchas, logró su recuperación como sitio. Era 2004. La casa de Franklin, en cambio, solo fue señalizada y actualmente está ocupada por una familia.
“Esta casa es muy particular, este centro clandestino fue muy particular”. En sus diferentes etapas el inmueble fue sufriendo modificaciones y se fue deteriorando por falta de mantenimiento. “Se fueron perdiendo algunas cuestiones materiales, pero todo eso también se pudo reconstruir a partir del trabajo del área de conservación específicamente, con detalles, por ejemplo, como buscar debajo de las capas de pintura cuál es la coincidencia con los testimonios, porque de pronto tenemos un color cuando entramos, pero los testimonios nos dicen que las paredes eran de otro color. Y eso es lo que, por ejemplo, aporta el área de conservación, poder hacer esa tarea de decapar y de encontrar esas pistas debajo de las capas de pintura que se fueron acumulando con el tiempo”.

“Teniendo en cuenta que este gobierno pasó del negacionismo a la reivindicación del golpe de Estado, lo que viene creemos que se va a intensificar en ese sentido, con la profundización de un modelo económico”, alertó Nelson, “Nosotros en estos espacios para la memoria lo que hacemos también, de alguna manera, es una caracterización del Estado argentino y también de los estados en general, sobre todo en la región americana, que surgen como garantes de modelos económicos. Hoy tenemos un presidente que se autodenomina anarcocapitalista, pero lo cierto es que el gobierno actual lo que quiere es ir al origen del Estado argentino, como un garante de un modelo económico. El Estado no va a desaparecer, sino que se va a fortalecer para garantizar la concentración de la riqueza, el avance en contra de los derechos conquistados a lo largo de todos los años de lucha del pueblo argentino, pero de este lado lo que se viene también es mucha organización y participación social”

Al comienzo de la gestión Milei, el sitio tenía diez trabajadores y trabajadoras cumpliendo funciones. Para mitad de año eran siete y para el 31 de diciembre quedaron solo dos personas con promesa de contratación, “ni siquiera contratados, con lo cual el vaciamiento se dio de manera total. Las tareas en este espacio son diversas y dada también la complejidad que tenemos debido a la falta de personal, muchas veces cumplimos tareas varias. Pero las áreas fundamentales tienen que ver obviamente con la conservación material, con el área de educación y con el área de investigación. Todas esas áreas fueron desarticuladas a partir del 1.º de enero de este año”.

Nelson detalló el trabajo de cada área: “El área de conservación lo que hace es intervenir sobre la materialidad de los espacios, sobre los lugares que fueron reconocidos como sala de torturas, sala de interrogatorios, celdas, en búsqueda de pruebas que aporten a los juicios de Lesa Humanidad”.

“El área de investigación lo que hace es poner en juego toda esa materialidad junto con los testimonios de los sobrevivientes, de los familiares, de los vecinos, para poder ampliar esa prueba judicial, pero también para que quede como testimonio del Terrorismo de Estado”.
“El área de educación lo que hace es articular toda la transmisión de la memoria con las universidades, escuelas, instituciones del territorio. Se ocupa del área de las visitas guiadas, pero también de ir a las escuelas, de proponer actividades en función de eso, de capacitar a docentes”.

Desde la Secretaría de Derechos Humanos pretenden que todas esas funcionas queden a cargo de dos personas, que realizarán tareas administrativas.

Nelson, por último, resalta que el sitio permanece abierto gracias a sus trabajadores pero también por las mesas de trabajo y consenso. E invita a la comunidad a visitar el lugar, a conocer la historia y a proponer actividades que se puedan realizar en el sitio. Porque “los compañeros que hemos sido despedidos seguimos cumpliendo funciones en el espacio a pesar de los despidos”. El festival cerró con una convocatoria a la Marcha Federal del próximo sábado 1 de febrero.

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Archivo

Todos tenemos hollín en los pulmones, por Hernán López Echagüe

El 25 de enero de 1997, la sociedad argentina se veía sacudida por un crimen atroz: un reportero gráfico de la revista Noticias, aparecía muerto, calcinado, con las manos y pies atados y dos disparos en la cabeza después de haber ido a cubrir de una fiesta de renombrados empresarios de Pinamar. La autopsia demostró que Cabezas tenía hollín en los pulmones, lo que indicaba que aún respiraba cuando el auto con él en su interior era invadido por las llamas. Las investigaciones recorrieron muchas pistas, varias de ellas fraguadas por la Policía Bonaerense que demostraba una y otra vez intentar desviar la investigación y resolver rápidamente el caso. El diario La Nación, le solicitó una nota al periodista Hernán López Echagüe quien se había convertido en emblema del ‘periodista agredido” luego de sufrir dos agresiones -un navajazo de advertencia en la puerta de su casa y un intento de secuestro en los alrededores del Bingo de Avellaneda, abortado por la aparición de un patrullero-. La persecución López Echagüe provenía de sectores del Mercado Central ligados a patotas Duhaldista. Desde Uruguay, en donde intentaba recuperar la tranquilidad y finalizar un nuevo libro sobre la Triple Frontera, escribió de un tirón este artículo.

Hoy lo recuperamos para el Archivo de LCV, tomado del libro ‘Postales Menemistas’ editado por editorial Perfil, quien publicó una compilación de artículos de este joven periodista que luego de recibir más amenazas y una catarata de juicios por la publicación de su libro “El Otro” dedicado al entonce gobernador Duhalde quien se disputaba la conducción del peronismo con el president Menem, buscaría refugio con su familia del otro lado del río.

Todos tenemos hollín en los pulmones, por Hernán López Echagüe

Febrero de 1977, diario La Nación

El asesinato de José Luis Cabezas es un hecho obsceno, cometido en una sociedad habituada a cerrar los ojos ante la obscenidad, o, en el mejor de los casos, a tomarla como un avatar, como un mal pasajero. Es dable preguntarse si en este caso la sociedad cobrará vida o, como ha sucedido en otras ocasiones, pronto olvidará el mazazo, se abrazará a los electrodomésticos, al fetiche de la estabilidad, y por fin añadirá el episodio a la extensa lista de obscenidades que han ocurrido a partir de mediados de 1989: los sopapos, navajazos y amenazas a periodistas; el asesinato del obrero Víctor Choque en Tierra del Fuego; las agresiones sufridas por el fiscal fiscal Pablo Lanusse; el assinato de María Soledad Morales, las decenas de atropellos cometidos por la Policía de la Provincia de Buenos Aires; los disparos contra Fernando ‘Pino’ Solanas; los feroces atentados contra la comunidad judía; la continua represión a manifestaciones; las enigmáticas muertes en torno a la Aduana; etc, etc, etc.

Obscenidades que parecen lejanas en el espacio y en el tiempo.

Presumir, como buena parte de la sociedad presume, que el asesinato de Cabezas no ha sido más que un brutal ataque a la libertad de expresión, comporta un grave desatino cuyas consecuencias habrán de aflorar tarde o temprano. El asesinato de Cabezas ha sido la lógica culminación de una serie de obscenidades frente a las cuales, continua e ingenuamente el gobierno ha pretendido permanecer ajeno.

Desde luego, en el interior de la gente que ha cometido este crimen impera el fuego. Pero es menester avivarlo.

Basta echar un vistazo a la historia del país para comprender que hechos de esta naturaleza suceden cuando los gobiernos crean y promueven las condiciones políticas, sociales y morales y éticas que tornan posible su comisión. Cuando los gobiernos hacen de la obscenidad uno de sus rasgos más distintivo.

Obsceno es que los actos de un gobierno procuren satisfacer, pura y exclusivamente, la ley del libre mercado y los antojos de un puñado de empresarios sin escrúpulos. Obsceno es que un presidente, a viva voz, celebre el ingreso de capitales sin importarle su procedencia. Obsceno es que los funcionarios de un gobierno aparezcan enlazados, una y otra vez, a personajes como Al Kassar, Gaith Pharaom, Ibrahim Al Ibrahim, Yabrán o Ghadaffi, es decir, al narcotráfico, al matonaje, a los negocios turbios. Obsceno en extremo es ignorar la independencia del Poder Judicial y llamar ‘delincuentes’ a periodistas y opositores.

Pero más obsceno que todo es la inercia. Cuando el virus de la quietud y de la indiferencia se instala en una sociedad, no hay medicina que logre aplacar sus terribles efectos. Al igual que en épcas de muerte y oscurantismo, con el correr del tiempo la solidaridad se difumina, la identidad lanquidece, y crímenes como el de Cabezas, por tanto, adquieren el caracter de cosa común y ordinaria.

Cuando una bomba destruyó el edificio de la embajada de Israel, todos repletamos las calles de Buenos Aires y en silencio, con los párpados apretados, todos fuimos judíos. Pero no fue otra cosa que un relumbre de solidaridad, un compromiso tan duradero como un estornudo; algo más parecido a una fugaz visita de pésame que a un acto fundado en hondas convicciones. Porque tiempo más tarde, y una vez más a lo largo de contadas horas, estimamos sensato colocarnos nuevamente el disfraz judío, como en un multitudinario baile de máscaras.

Todos estamos entrelazados por un lugar común que va más allá de fortuitas diferencias religiosas, filosóficas, políticas o profesionales: la vida. Y sin embargo estamos habituados a que nos reúna la muerte.

Una sociedad adormilada, que no emerge de su insultante letargo, no puede exigirnos a los periodistas que frente a hechos de esta índole inflemos el pecho y sin rodeos continuemos hurgando en esas enormes cloacas que nosotros no hemos inventado. No somos corresponsales de guerra, aunque a menudo plumas y lentes deban desplazarse entre escombros y cenizas, entre bandas violentas que han convertido al país en un inabarcable campo de batalla donde la vida es ingrávida.

Desde la madrugada del sábado último, y de modo ya irremisible, todos los argentinos somos José Luis Cabezas. Todos tenemos hollín en los pulmones. Todos estamos encerrados en el interior de un vehículo en llamas, en un camino de tierra, a contados metros de opulentas mansiones en cuyos jardines la fiesta continúa.

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