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Planeta Giussani

¿Por qué Milei espera el debate sentado en un avión?

Miércoles 12 de junio. Argentina vista desde el Planeta Giussani. Simple lectura de un escenario montado que provoca escalofrío.

Después de idas y venidas, el Presidente decide viajar a un importante foro internacional el día en el que, según sus dichos, se juega su futuro: en el Congreso se debate la ‘Ley Base’, considerada indispensable para el gobierno. Sindicatos, movimientos sociales, organizaciones estudiantiles, barriales y de Derechos Humanos convocan a una marcha en el Congreso para frenarla bajo la convicción de que sería un ‘vía libre’ para privatizaciones y quita de derechos. Es decir, el debate se dará con una multitud desesperada en las puertas del Palacio.

A la hora estimada para su votación, el Presidente y su hermana, la pareja gobernante, estarán sentados en una butaca del avión que los llevará a Europa. La vicepresidenta será quien dirija la reunión en el Senado hasta que el avión levante vuelo, a partir de ese instante quedará a cargo de los destinos del país durante unos días. La votación será reñida y el desempate deberá hacerlo el presidente provisional del Senado.

En el día previo a la sesión dos senadores de la Patagonia de un partido provincial de Santa Cruz, que no forman parte del peronismo ni de la izquierda, más bien lo contrario, anuncian que no darán quorum y convocan a sus pares a imitarlos. Los periodistas elucubran negociaciones posibles basados en sus fuentes políticas. Reproducen lo que consideran información de primera. Pocos intentan explicar con una simple relación personal de ideas lo que podría pasar en este día, más allá del recuento de votos a favor y en contra. Sobre el viaje del Presidente solo se escucha decir: es raro.

Más que raro, es preocupante. Basta recordar que en la semana previa el Presidente se dedicó a provocar a propios y ajenos, pero sobre todo a los ‘miserables de la tierra’ en un país hambreado: ‘si no hacen las cosas bien es obvio que se van a cagar de hambre’, ‘si no quieren morirse de hambre van a tener que hacer algo’ y cosas por el estilo dichas a la prensa nacional e internacional. Su falta de oportunidad fue ingenua o formó parte de una estrategia?

Esos desheredados estarán a las puertas del Congreso. Cómo controlar que ninguno de ellos tire una piedra o baje el cordón de la vereda en un país con protocolo represivo que prohibe manifestaciones políticas en la calle? Qué ocurriría si algo se va de madre?

Posiblemente, el avión presidencial levantaría vuelo porque eso ya formaba parte de su agenda. La Vicepresidenta estaría a cargo de manejar la situación, haciéndose responsable de las consecuencias. Acaso sabían o sospechaban algo de estas coincidencias preocupantes los senadores que invitan a no dar quorum y abortar la sesión?

Quizás sea el gris y la neblina matinal que no nos deja ver bien lo que está ocurriendo y dibuje este paisaje lleno de fantasmas. Ojalá, así sea. Por las dudas, a estar precavidos, atentos, serenos, que las provocaciones pasen de largo.

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LCV

Nadie, nada, nunca

Semana tras semana nos encontramos en éste planeta. Mi planeta, nuestro planeta. Y, a modo mío, les cuento lo que ando pensando, sintiendo, recordando. Por lo general, todo empieza con una idea, y tengo que encontrar las palabras justas para decirla. Esta semana fue al revés. Todo empezó con tres palabras, indescifrables, inconexas, que se conjugaban de manera perfecta. Durante varios días se aparecían como un mantra involuntario. Estaban allí, escondidas, con ganas de decir algo. Ellas, yo no. En realidad, yo no sabía que querían expresar.

Esas tres palabras eran: Nadie, nada, nunca. Sí, cómo el título de la novela de Juan José Saer. Novela que no leí. Quiero decir, no era Saer quien me llamaba, eran esas tres palabras exactas, potentes, devastadoras. La negación en su máxima expresión. Una opacidad que no llegaba a ser tristeza, apenas la revelación de un estado de ánimo en el que la ausencia prevalecía.

Nadie.

Nadie se hace responsable la patética realidad que nos toca vivir. Nadie votó a nadie, pero, sobre todo: nadie gobernó, nadie menospreció a la Patria, sí, ese que era el Otro, y en tanto Otro tenía sus propias ideas, porque la Patria era el Otro ¿o no?. Por otro lado, nadie deseó que ese otropatria se muriera de una vez porque era un bueno para nada.

Nada.

Nadie es responsable de nada. Ni presidentes ni ministros. Mucho menos funcionarios o empresarios. Ni qué decir de periodistas o intelectuales. Pasamos de ‘La Patria es el Otro’ a ‘La culpa es del Otro’. Quedamos a la deriva. En especial los pichis que nunca le creímos mucho a nadie y andabamos de centrifugado en centrifugado, intentando sobrevivir a tanta Patria y a tanto Otro. Los que supimos ser nada, tanto para los unos como para los otros. Los nadies o los nadas. Y así seguimos. Nada que hacer ¿Impotencia? ¿madurez? ¿depresión?

¿Quién sabe? Ganas de quedarse callado. Conciencia de que todo lo que hagas o digas puede ser usado en tu contra. Nada que decir. Shhh. Silencio. Las palabras nada importan. Si ganaste una pelea, si luchaste y conseguiste tu objetivo…shhh, no lo digas. Silencio. A menos que quieras que la voz del amo te castigue por bocón. Shhh. ¿Qué hacer, entonces? No alardees, no hagas olas. Que nadie se entere. Prohibido avivar giles.

Nunca pasó ésto. Ignoramos si ese silencio, esa sensación de impotencia, ese aislamiento servirá para algo. Nunca lo sabremos. Aunque imaginamos que de esta forma nunca cambiaremos nada, con suerte sobreviviremos, sí. En grupitos silenciosos. Tiempos de terrorismo de la imagen y el silencio.

Nadie, nada, nunca. ¿Qué querría decir Saer? ¿De qué habla su novela?

La busco, recorro rápidamente sus páginas en busca de alguna respuesta y encuentro un párrafo al azar que parece hablar de nuestra realidad, de cómo nos sentimos. Dice así:

“Una sensación vagamente enfermiza, irreal, donde todos los personajes están paralizados por un horror que no les ataca directamente. Donde flota un halo de desconfianza y de estupor, como si se temiera que los animales sacrificados sean símbolos o incluso preámbulos. Se repiten párrafos, frases, descripciones, las veces que haga falta para obtener el efecto preciso. Un efecto mísero y miserable. Turbio e inquietante. Los bidones semienterrados, los neumáticos tirados en el suelo, a nadie le preocupa esa estampa. Nadie quiere manifestarse ni dar un paso adelante, todos parecen querer ampararse en el anonimato antes que hacerse notar, para peor.”

Vivimos una era de silencio repleta de palabras huecas. Puro ruido, ninguna idea.

También es cierto que existe un mundo subterráneo. El mundo real, en donde hay derrotas, tristezas, desesperación, angustia, pero también victorias, alegrías y esperanzas. Pero de esas, mejor no hablar. Un día, estallará el silencio.

Columna de Laura Giussani Constenla, emitida el 19 de agosto de 2024 en La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, por larz.com.ar

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Historias de trabajadores

Oda al Pan

Al pan pan, y al vino, vino. El pan nuestro de cada día es también una comunión entre iguales. La enorme simbología del pan nos evoca la sencillez de los básico. Algo tan elemental como el aire para respirar pero con una diferencia esencial: es producto del trabajo humano. Pan es Todo en griego y ‘pasto, grano, alimento’ en Latín. Pan, en definitiva, es Todo lo que necesitamos. Como el amor, la música o la poesía. Así lo describía el poeta Pablo Neruda:

PAN
con harina, agua y fuego te levantas,
espeso y leve, recostado y redondo,
repites el vientre de la madre,
equinoccial germinación terrestre.

Pan,
qué fácil y qué profundo eres.(…)

Ahora, intacto,
eres acción de hombre,
milagro repetido, voluntad de la vida.
Oh pan de cada boca,
no te imploraremos,
los hombres no somos mendigos
de vagos dioses o de ángeles oscuros:
del mar y de la tierra haremos pan,
plantaremos de trigo,
la tierra y los planetas,
el pan de cada boca, de cada hombre,
En cada día llegará porque fuimos
a sembrarlo y a hacerlo.
No para un hombre sino para todos.
El pan, el pan para todos los pueblos.
Por eso, pan,
si huyes de la casa del hombre,
si te ocultan, te niegan,
si el avaro te prostituye,
si el rico te acapara,
si el trigo no busca surco y tierra,
pan, no rezaremos,
pan, no mendigaremos,
lucharemos por ti con otros hombres,
con todos los hambrientos,
por todos los ríos y el aire
iremos a buscarte,
toda la tierra la repartiremos
para que tú germines.

Y con nosotros avanzará la tierra:
el agua, el fuego, el hombre
lucharán con nosotros.(…)
Todos los seres tendrán
derecho a la tierra y la vida.
Y así será el pan de la mañana,
el pan de cada boca,
sagrado, consagrado,
porque será el producto
de la más larga dura lucha humana.

No tiene alas la victoria terrestre:
tiene pan en sus hombros,
y vuela valerosa liberando la tierra.
Como una panadera
conducida en el viento.

Por eso hoy, mientras una multitud marcha por las calles reclamando Pan, Paz y Trabajo, elijo contarles ésta historia.

Juan, el panadero

Había una vez un panadero que dejó huellas con ese bello oficio que hace levitar una masa que huele a rico y sacia los deseos con una corteza crujiente y un corazón blando. Un panadero compañero. Compañero, hermosa palabra que quiere decir, según su etimología “compartir el pan”.

Todavía hoy existe en la provincia de Salta la panadería Riera en Av. Independencia 885, que tuvo otras sedes anteriores en la calle Pellegrini 515, y Lerma 830, hasta llegar a su ubicación actual. No sólo se horneaba el pan, también política y cultura.

Cuenta la leyenda que por allí pasaron el Cuchi Leguizamón junto al Dúo Salteño, Juan Carlos Dávalos y su hijo Jaime. También el poeta español León Felipe aprovechó una visita a Salta para conocer la casa de Riera y el mismísimo Che Guevara fue hasta allí atraído por la entrañable historia del local.

Una historia que comenzó con Juan Riera, quien nació en Ibiza, España, y en 1910 desembarcó con 14 años en el puerto de Buenos Aires. Partió primero a Tucumán en donde fue vendedor callejero de pan y masitas. Luego probó suerte en Salta para trabajar como carpintero en las obras del Ferrocarril Transandino Salta-Antofagasta. Allí se unió a los movimientos obreros que pedían pan y no le daban, conoció a otros inmigrantes anarquistas que fueron expulsados de la provincia por revoltosos.

En 1921 recaló en el ingenio azucarero de San Martín de Tabacal mientras seguía denunciando la mísera situación de los trabajadores tal como lo confirma un informe suyo publicado en el periódico Despertar, periódico anarquista de Salta Capital. La nota le provocó más persecusiones pero ese año tuvo también recompensa: conoció a su compañera Augusta Estanislada Caballerone con quien tuvo diez hijos para finalmente casarse 40 años después, en 1960.

Juan Riera tuvo una larga trayectoria libertaria, participando de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y a la Federación Obrera Local Salteña (FOLS), agitando en los ingenios y nutriéndose de los textos publicados por las publicaciones Ideas, El Coya o La Antorcha. Trabajó para la creación de un gremio de panaderos y fue parte de los miles de anarquistas que se movilizaron por la liberación de Sacco y Vanzetti.

Sobrevivió a la cacería de los años 30, luego del Golpe de Uriburu, trasladándose de una ciudad a otra, hasta que logró instalar a su familia en Tartagal. Junto con otro anarquista de apellido Sánchez, Riera recorrió desde la ciudad de Tartagal hacia el sur de la provincia montado en una zorra tranviaria que le facilitaron trabajadores ferroviarios que conocían su trabajo en el Huayquitina. De este modo, recorrieron varias entidades gremiales y colaboraron con su reorganización tras el final de la dictadura militar. En este viaje además trabó contacto con el panadero anarco-comunista Nicolás Moskalenko, un militante ucraniano que afirmaba haber conocido al mismísimo Kropotkin y quien incorporó a Riera de inmediato a trabajar en su panadería de la localidad de Ledesma, labor que alternó con otros empleos.

A fines de 1932 se encontraba instalado nuevamente en la ciudad capital de Salta junto a su familia y a partir de allí se desempeñó continuamente como panadero donde formó parte de la Sociedad de Resistencia de Obreros Panaderos. Fundada en 1887 por el anarquista Ettore Mattei, cuyos estatutos, redactados por Errico Malatesta sirvieron de modelo para otras sociedades de resistencia creadas por anarquistas, como los zapateros, los zingueros, los mecánicos o los carpinteros.

Por entonces estuvo una semana detenido por interrumpir una obra teatral cantando el himno anarquista “Hijos del pueblo”. Solidario con los presos sociales, los domingos vendía sus panificados cerca de la cárcel de la ciudad de Salta, donde regalaba masas a los parientes de los presos políticos y las envolvía con el periódico La Protesta, para que de esta manera los confinados tuvieran acceso a la prensa anarquista.

Sus hijos mantuvieron viva su memoria y también sufrieron la persecusión de diversas dictaduras. En 1972 fuerzas militares irrumpieron en su casa durante la noche y dos de sus hijos, Juan Jose Riera y Floreal Riera, fueron detenidos e incomunicados por varias semanas. En 1976 su hijo Floreal Riera fue nuevamente secuestrado durante casi dos meses. Gracias a la gran presión social generada por su familia, Floreal fue liberado, pero falleció 8 años después por las consecuencias psicológicas de la tortura a la que había sido sometido.

Su padre, el anarquista Juan Riera había fallecido dos años antes, en 1974. Ya era una leyenda, gracias a ésta cancón que le dedicó el Cuchi Lequizamón: Juan, el panadero.

Columna de Laura Giussani Constenla leída el 6 de agosto de 2024 en LCV-Historias de Trabajadores (larz.com.ar lunes, de 18 a 20)

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LCV

El Observador observado

“Son las 10.30. Suena el teléfono. Del otro lado Andrés dice: voy para ahí. ¿Ahí dónde, Andrés? Guatemala 1221. Yo que siempre fui cabulero, ya me interesó. ¿Qué pasa ahí? Están desarmando el diario, dice Andrés, agitado, y se llevan todo a la basura. ¿Qué diario es, Andrés? El Observador.(…)” Así comienza una nota de La Diaria de Montevideo, titulada: “El desguace de un oficio: crónica del rescate del archivo gráfico de El Observador”, uno de los principales periódicos uruguayos. “La vieja guardia del fotoperiodismo nacional se agacha sobre una maraña de papeles, biblioratos, negativos, fotos impresas y papeles que uno intuye son los viejos faxes de agencias internacionales de prensa.”, continúa el relato del testigo privilegiado quien puede ver cómo colegas y una mujer con guantes y delantal, posiblemente archivista, revisan, catalogan, separan, y ponen todo en bolsas de residuos. Un reflejo automático de los reporteros: tantos años de trabajo no pueden ir a parar a la basura.

La escena es desoladora ¿quién puede tener tanta insensibilidad?

Dos argentinos son protagonistas de este desguace: Gerardo Werthein y Gabriel Hochbaum. Werthein es uno de los empresarios más acaudalados de Argentina, según Forbes Argentina, forma parte de uno de los conglomerados empresariales más grandes del país, con 2.300 millones de dólares. Mientras a Gabriel Hochbaum se lo conoce por su trabajo para el grupo Vila-Manzano.

La trama de lo que está ocurriendo con El Observador genera tanta curiosidad como sospecha. Dos años atrás, un comunicado publicado por el mismo diario informaba su venta de esta forma: “Con fecha 5 de mayo de 2022, un grupo de inversores encabezado por Gerardo Werthein y Gabriel Hochbaum adquirió el control accionario del grupo periodístico uruguayo El Observador. Como resultado de este cambio en el control, Pablo Tarantino asumirá la presidencia del grupo. En esta nueva etapa, El Observador seguirá gozando de la experiencia de Ricardo Peirano, en su nueva función de director periodístico, y del talento, honestidad y profesionalismo del actual staff periodístico.”

Ricardo Peirano fue el fundador de El Observador en 1991. Hasta ese momento dos diarios llevaban la delantera en Uruguay: El País, identificado con la derecha Blanca y Colorada; y La República, con un matiz más próximo al Frente Amplio. Peirano soñaba con un diario independiente a pesar de su autoproclamada pertenencia como numerario del Opus Dei (según explicó en una reciente entrevista al portal Montevideo.com, ser numerario significa comprometerse a tal punto que renuncia a casarse y tener hijos). Decía Peirano que su política era dar libertad de información, y que su opinión la daría solo en los editoriales. Fue pionero en comprender la evolución digital y desde hace varios años El Observador dejó de salir en papel y se convirtió en un portal por suscripción.

A pesar de su comunicado inicial, el desembarco argentino al Grupo El Observador sacó rápidamente a Peirano de la dirección periodística y trajo a la República Oriental una serie de periodistas famosos del otro lado del río. Incorporando además una señal de radio: El Observador Radio, que el 2 de enero de este año lanzó su programación con bombos y platillos en el parador Mía Bistró de Punta del Este. Allí estuvieron Oscar González Oro, Esteban Trebucq y Sara Werthein, como parte de las nuevas caras del grupo, del que forman parte también Luis Majul, Yanina Latorre y Alejandro Fantino, entre otros. El festejo veraniego del Observador contó con la presencia de Zulemita Menem, Daniel Hadad, Alejandro Bulgueroni, Gustavo Yankelevich, Jorge Brito, y varios encumbrados empresarios argentinos, junto a Alvaro Delgado (actual candidato a presidente del Partido Nacional), entre otras figuras políticas uruguayas. La vicepresidenta de la Nación, Beatriz Argimón, estuvo a cargo del simbólico corte de cinta para iniciar la temporada de la FM 107.9.

¿Por qué tanto interés en invertir millones en un mercado chico como el de Uruguay? Los compradores del Observador de inocentes no tienen nada, son reconocidos hombres de negocios con vínculos estrechos con la política. Se los pudo ver en la la embajada de Estados Unidos en Montevideo brindando con Luis Lacalle Poú.

El 29 de noviembre de 2023 la prensa informaba:Tras la visita de 48hs a los EEUU el presidente electo Javier Milei confirmó a Gerardo Werthein como embajador argentino ante Washington. El empresario con fuerte vínculos con los Estados Unidos, fue parte de la comitiva, junto al también designado Luis “Toto” Caputo y Nicolás Posse, en la visita ante la Casa Blanca, el Tesoro norteamericano y el FMI.”

Sí, uno de los nuevos dueños de El Observador se convirtió un año después en el embajador de Milei. Y no sólo eso. Poco antes del comienzo de las Olimpíadas parisinas, Gerardo Werthein, ex presidente del Comité Olímpico Argentino, fue elegido como nuevo vicepresidente del Comité Olímpico Internacional en ocasión de las olimpíadas francesas. Durante algunos años fue presidente del Comité Olímpico Argentino.

Cabe imaginar que, con tantas tareas, sería Gabriel Hochbaum, el otro comprador, quien se ocupe del día a día del grupo en uruguay. Hochbaum es dueño del portal El Cronista y forma parte de la empresa de Daniel Vila y José Luis Manzano, dueños de la mitad del paquete accionario del Grupo América (América TV, radio La Red, canal de cable A24, el portal de noticias a24.com y la mitad de FM Blue). Según trascendidos el grupo Vilá-Manzano estaría dispuesto a vender su paquete accionario y Hochbaum habría puesto sus fichas en los medios uruguayos.

No había pasado un año del cambio de dueños cuando La Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) salió en defensa de los trabajadores de El Observador “que fueron objeto de un acto de censura promovido por los actuales propietarios del medio”. Añade que el Gobierno realizó al menos una llamada para impedir la divulgación de una noticia. APU calificó a la decisión editorial como “lamentable” y aseguró que la noticia estaba debidamente confirmada, por lo cual la definición de El Observador es “un episodio grave que afecta a la libertad de expresión y de trabajo de los periodistas”. Se conoció por los propios periodistas de El Observador el contenido de la información censurada: el espionaje que hizo el ex custodio presidencial Alejandro Astesiano a la exesposa del presidente Lacalle Pou, Lorena Ponce de León.

La pregunta queda en pie ¿por qué Uruguay se ha convertido en una suerte de Meca para grandes capitales? Todo indicaría que desde el gran país del norte se ha elegido a esta República Oriental como guardiana de la política estadounidense. Así lo estaría demostrando el avance de un puerto privado con dragado para trasatlántcos que será la principal puerta de salida de la Hidrovía. Un tema de geopolítica regional que no muchos están advirtiendo, considerando todavía que son ‘nuestros hermanos menores’, al decir de Massa, o ‘el paisito’ según algunos nostálgicos.

Esta semana se dio a conocer una noticia que confirma la decisión del gobierno uruguayo de favorecer un blindaje informativo en un año electoral. Los canales 4, 10 y 12, de televisión por cable fueron autorizados a crear un consorcio que fortalece aún más su posición dominante en el mercado montevideano. Además, los autoriza a vender internet, cosa que les permite competir contra ANTEL, mientras utilizan la fibra óptica de la empresa pública.

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