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¿Quién es Julio Piumato?
El pasado lunes 26 de agosto, nos visitó en el estudio de larz.com.ar mientras se emitía en vivo La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, el histórico dirigente de la Unión de Empleados de Justicia de la Nación, ex diputado y actual Secretario de DDHH de la CGT, Julio Piumato.
En 1990 fue secretario general de la UEJN (Unión de Empleados de la Justicia de la Nación). En 1994 cofundó el MTA (Movimiento de los Trabajadores Argentinos). Opositor a las medidas económicas neoliberales del gobierno de Carlos Menem además de un importante promotor de la Marcha Federal de 1994. Luchó contra casi todos los gobiernos que consideraba no representar a los trabajadores. El 19 de abril de 2000 ―durante el gobierno de Fernando de la Rúa- sufrió la represión a los manifestantes que protestaban contra la Reforma Laboral de la llamada ‘Ley Banelco’. En esa ocación recibió una herida de bala de la policía por la que perdió un testículo.
Su presencia en el piso de la radio fue una ocasión especial no sólo para conocer su postura sobre temas de actualidad como la propuesta del juez Lijo a la Corte Suprema -‘yo le pongo una ficha a Lijo’-, el plan de lucha de los judiciales en reclamo de mejoras salariales -banderazo el martes y paro el viernes-, o la política de Caputo y Milei, entre otros; sino para recorrer la vida de un sindicalista que fue arrasado por los vientos de época: su enamoramiento adolescente con el peronismo allá por los 60, las primeras luchas en Tribunales, la cárcel con la dictadura y tantas idas y vueltas de la CGT. Recorremos junto a él los últimos 50 años de la vida nacional, desde las protestas contra Illia hasta la continuidad de Caputo con los planes de Martínez de Hoz y los pros y los contras del avance tecnológico en la justicia. Una charla amena, como solo Nora Anchart puede hacer. En La Columna Vertebral le damos cuerpo, voz y memoria a aquellos de los que mucho escuchamos hablar pero poco conocemos. Hoy, en escena: Julio Piumato.
LCV: ¿Quién es Julio Piumato?
— Un militante popular que se enamoró de la actividad sindical cuando entró a trabajar en tribunales. Soy una persona de barrio, de San Cristóbal. Creo que el ser hincha de boca, el vivir la pasión popular, digamos, me acercó directamente al peronismo. Yo era chiquito y por la esquina de casa pasaban las columnas de Lugano, de Soldati y de la UOM. Me acuerdo que era el Gobierno de Ilía y cantaban: “Ilía perete, guardá bien el sillón, hasta que venga el dueño que se llama Juan Perón”. Eso cantaban allá en el 64.
LCV: ¿Y vos tenías?
—Yo tenía 11 años. Estudié Derecho, entré a Tribunales y ahí me di cuenta que la actividad sindical era lo mío. Yo me sentía bien defendiendo. Empecé un conflicto. En aquella época había meritorios en tribunales, después volvió a haber. Así que en mi vida fueron dos luchas. Pero ahí yo era víctima, porque salvo interinatos que hacía, era meritorio. Luchamos mucho.
LCV: Contemos que es un meritorio.
—Meritorio es el que trabaja y no cobra. Es, como le llamamos, el antiñoqui. Los ñoquis no trabajan y cobran los 29. Los antiñoquis son los esclavos modernos, lo llamamos en la época que luchamos mucho, porque trabajan y el patrón no le da ni casa ni comida. Así que es una deformación de la justicia. Cuando yo entré, eso estaba más limitado porque existía una reglamentación de la Corte que establecía que sólo podía haber dos por lugar. Más que nada era para estudiante de Derecho, porque les permitía a los meritorios no dar el práctico, con dos años de meritero, se les aceptó el práctico y siempre terminaban entrando en tribunales, pero pasaba tiempo. Ahí nosotros luchamos, era el gobierno de Perón. Luchamos mucho desde el gremio, el gremio nuestro es muy nuevo, nació en el 71, en la dictadura de Onganía, así que imagínate. En el ‘73 fue la primera elección casi en la clandestinidad. En el ‘75, el peronismo nos da la personería gremial, así que era todo muy naciente. Ahí dimos la lucha los meritorios y con el gremio conseguimos una ley que eliminó los meritorios en el ‘74. Cuando viene la dictadura, como todo el movimiento obrero, fuimos muy reprimidos. Fue muy duro con la justicia. A mí me secuestran el 1 de junio del 76. Tuvimos muchos desaparecidos en la justicia, muchos encarcelados. Bueno, fue todo muy duro.
El momento que a mí me secuestran yo estaba juntando firmas porque a la que era afiliada número uno del gremio, que era una compañera, la habían prescindido. Así que nos pusimos a juntar, a pesar que era la dictadura. Era muy duro porque vos andabas por Tribunales y todos los días tenías carteles de los abogados que desaparecían. Fueron tres meses muy duros para mí, para muchos no es nada, pero vivir esos tres meses de dictadura fueron duros. Lo que vino después para mí fue más duro todavía. Yo agradezco a Dios siempre no haber encontrado mi límite. Mi límite es no haber claudicado la tortura ni en los años que estuve detenido. Yo siempre digo que nunca sé si hubiera aguantado 15 minutos más, 15 días o 15 años. Uno no sabe el límite.
LCV: ¿Dónde estuviste? ¿En qué centro de detención?
—Yo estuve en Superintendencia, acá cerquita, de Coordinación Federal, en Moreno. Estuve 10 días, después me blanquearon. Estuve con causa federal, me sobreseyeron y tuve 6 años y 8 meses preso. Uno no entendía. Después lo supe, cuando salí en libertad, es algo que no se habla mucho, pero en el año 84 se encontró en un cuartel de Villa Martel la orden de batalla firmada por Viola como jefe de Estado Mayor Conjunto en abril del 77, y ahí él cuenta claramente que la represión estaba dirigida a garantizar el éxito de Plan Martínez de Hoz. Por eso el objetivo de la represión centralmente era el movimiento obrero.
LCV: Vamos a centrarnos en el momento de tu desaparición y tu familia. ¿Cómo se manejaron en el momento? ¿Tenías mujer, hijos?
—No, yo estaba de novio, no estaba casado.
LCV: ¿Y tus papás?
—Mis papás, obviamente, sufrieron. Incluso hay una anécdota, porque tenían que hacer el habeas corpus, no sabían dónde estaba. ¿Y sabes quién me hace la habeas corpus? La que hoy es defensora general de la nación, Stella Maris Martínez, que era empleada de tribunales. Lo firma mi madre.
LCV: ¿Ellos también son peronistas?
—No, mis padres no. No tenían militancia política. Me vino todo desde afuera. Mi padre me decía que era toda la generación, él no tanto, pero mi abuelo fue exiliado, mi bisabuelo era uruguayo, todo. Y después tengo muchos piumatos en Brasil, que todos están en política en Brasil. Así que se ve que está en el ADN Piumato.
LCV: Encontramos un documento de la dictadura donde está escrito, es un documento original de la dictadura militar, donde hay un cuadernillo en donde se dan las instrucciones de cómo aplicarse contra delegados sindicales, específicamente.
—La orden de batalla debe ser.
LCV: Estamos a la búsqueda, en este momento complicada, de refuerzos económicos, para hacer ese documental, porque la verdad que es importantísima la memoria.
—Sí, porque vos fíjate que hoy, cuando aparecen los negacionistas, vuelven a plantear la teoría de los dos demonios, que acá hubo dos bandos enfrentados y donde el terrorismo de Estado pierde valor, porque hubo dos facciones. Yo creo que no. Hubo una dictadura donde lo importante para mí no fue el comunicado del 24 de marzo, sino el discurso de Martínez de Hoz el del 2 de abril porque ahí planteó que no venían a eliminar la subversión armada, como la llamaba, sino que venían a cambiar el modelo argentino, el modelo del Estado de bienestar. Entonces, la represión fue para garantizar ese cambio de modelo y por eso la mayoría de los desaparecidos provienen de la fila del movimiento organizado.
LCV: Cuando escuchás hablar, no tanto de negacionismo, sino de reivindicación, porque hay un sector del Gobierno que es reivindicatorio, sobre todo la parte económica, ¿verdad? Cuando ves que pasaron tantos años y el discurso que hoy escuchamos es casi como un déjà vu de escuchar a Martínez de Oz en la justificación de todo lo que está pasando ¿Qué sentís?
—Del tema del terrorismo de Estado, es que si vos reivindicás lo económico, también tenés que reivindicar… es decir, va de suyo, no son asesinos, no son genocidas, sino cumplieron un rol, diría yo, que no es el que ellos dicen, no vinieron a pacificar la Argentina sino a establecer este estado de injusticia.
LCV: Nosotros decimos que son asesinos y que son genocidas.
—Pero como yo digo siempre, mi crítica a estos 40 años de democracia es que siempre digo que no eran locos asesinos los militares, los militares vinieron a cumplir un plan. Entonces la principal imputación que le hago a la democracia y donde se gobernó a nombre del peronismo, es que no se modificaron las leyes por las cuales esos genocidas mataron tanta gente. Porque ellos mataron gente para aplicar las leyes de Martínez de Hoz y que hoy, a 42 años de democracia, tengamos 55% de pobres, mucho tiene que ver que sigue vigente, entre otras, la Ley de Entidades Financieras de la dictadura que hizo una modificación central, porque hasta el ahorro popular, es decir, el ahorro de todos los argentinos tenía dos motivos en el modelo peronista. Primero, financiar el consumo popular para que haya bienestar. Segundo, era la inversión pública, es el desarrollo del país. Y Martínez de Hoz, con su ley, transformó el ahorro de todos los argentinos en botín de la usura financiera. Entonces eso explica cómo la Argentina sigue produciendo riqueza, riqueza y cada vez tenemos más pobres porque se la están llevando con pala.
LCV: Y el compañero Caputo viene por ese lado.
—Pero además te digo, vos decís esto es la misma política, pero es peor la de este gobierno que la de Martínez de Hoz. Porque Martínez de Hoz tuvo el límite que le marcaban las Fuerzas Armadas con todo el aparato industrial de la Fuerza Armada, que era un aparato desarrollista.
LCV: Se llevaban a los delegados, pero las empresas seguían funcionando.
—Claro, ellos defendían eso. Entonces, ¿Qué hizo la dictadura? Desfinanció las empresas para permitir una futura privatización porque las endeudó. Pero esto es peor porque directamente nos liquida.
LCV: ¿Como está la situación de tu sindicato?
—Cuando tomamos el gremio en los ‘90, los judiciales estaban muy mal, los judiciales nacionales estábamos, dentro de toda la justicia, en el antepenúltimo lugar, solo cobraba menos que nosotros los judiciales de Catamarca y de Jujuy. Fue mucha lucha en ese tiempo porque la gente también estaba muy defraudada de su sindicato. Tuvimos que recuperar todo eso con mucha lucha, con mucha inteligencia, con conflictos largos, porque nosotros hasta peleamos en la época de de la convertibilidad y conseguimos aumento usando la autarquía. Usamos distintas estrategias y llegamos a un salario digno para toda la justicia. Allá por el 2009 cuando empezaban los aprietes a los estatales que les querían dar menos que la inflación, nosotros hicimos un convenio con la Corte para empezar a dar esto que ahora es normal por la inflación, que era los aumentos en tramos. Siempre estuvimos igual o por encima de la inflación. El compromiso que asumimos era defender el salario, es decir, jamás debajo de la inflación. Eso lo mantuvimos con mucha lucha incluso en el gobierno de Macri y lo mantuvimos hasta noviembre del año pasado. Ahora con este gobierno llevamos perdidos, neto un 22%, como todavía nos deben la recomposición del mes de julio, llevamos hoy en bruto 25,5% del salario que tenemos. Es mucho, porque por más que hayamos partido de un salario digno, toda la gente lo siente, lo siente en su economía. Estamos peleando firmemente como hemos hecho siempre, como he hecho con todos los gobiernos, porque a nosotros nos eligieron para defender los derechos de nuestros trabajadores. Yo pienso como Perón siempre, como decía Perón, que la justicia social se consigue en base a organización. Si podemos conseguir las cosas sin tener que luchar, mejor. Pero cuando la organización no alcanza está la lucha. Y bueno, nosotros hoy lo judiciales estamos luchando en todo el país para defender el salario.
LCV: ¿Mañana hay una protesta?
—Mañana hacemos un banderazo nacional que es una movilización prácticamente en todo el país y si no tenemos respuesta a las que queremos el día viernes estamos parando nuevamente 24 horas.
LCV: ¿Cuál es la demanda?
—Nosotros estamos peleando por la pérdida salarial. Este ajuste es absolutamente insoportable. No se justifica porque afecta la vida de todos.
LCV: ¿Han tenido muchos despidos?
—No, la justicia no. Mira, la justicia está colapsada. La justicia trabaja con menos gente. Está en una situación de emergencia. Habría que crear muchos cargos, así que nadie se le puede ocurrir despedir gente.
LCV: Convengamos que Milei no es muy razonable con eso.
—Pero la justicia es un poder del Estado. Es apretada presupuestariamente como son las universidades, con el presupuesto mismo del año pasado. Hay una situación crítica porque en todo caso, la justicia es autárquica. Tiene autarquía financiera. Un porcentaje de lo que ingresa, ingresa a la Corte, pero es ajustada a través del mecanismo de la autorización del cambio de partidas. Así que estamos en una situación muy crítica, pero es imposible pensar en reducir personal porque, como dijimos, cerramos la justicia. Bueno, no hay más justicia en la Argentina. Al contrario, son necesarias muy muchas cosas en la justicia, y esto no es solo responsabilidad de este gobierno, sino viene de falta de políticas claras en materia de justicia de muchos gobierno. Nosotros como gremio hace años que venimos planteando la necesidad de que haya un plan estratégico, que pongamos todo del perfil que deben tener los jueces, número de tribunales, las condiciones edilicias. Vos sabés que si la Justicia fuera una empresa privada, el 80% de los edificios estarían clausurados por no cumplir con la normativa vigente.
LCV: ¿Siguen con el tema ese de que toda la validez de determinados expedientes y causas y demás es si están en papel?
–-No, eso se avanzó mucho con la pandemia. Todavía no está el expediente digital en todos los lugares, pero ya está. Por eso hay muchos menos abogados que van a tribunales, porque las presentaciones son en forma electrónica. Acá hay una discusión importante en la justicia, porque algunos toman la comodidad de tomar las audiencias y nosotros pensamos que una cosa es la herramienta de la tecnología y otra cosa que nos reemplace, porque para mí la justicia trata de conflictos humanos y los conflictos humanos tienen que ser presenciales. Esta es la discusión que tenemos nosotros como gremio. La inmediatez no tiene reemplazo en la justicia. Pero es un debate que está porque algunos por comodidad prefieren esto, algunos magistrados, incluso.
LCV: Comodidad y también en el caso de los grandes estudios es más económico.
—A los grandes estudios obviamente les conviene, porque además todo lo que sea manejar desde la tecnología al abogado de a pie lo destruyen. Es decir, concentran el ejercicio de la abogacía. Pero la justicia no se puede considerar el interés de los poderosos, si no considerar las funciones que cumple por la Constitución. Es un control de los otros poderes del Estado y es la última expectativa del ciudadano común frente a un derecho conculcado.
LCV: ¿Qué piensas de la Corte Suprema?
—Yo creo que la Corte Suprema es la corte que tenemos.
LCV: Me suena a eso de que tenemos el gobierno que merecemos.
—El gobierno anterior se pasó dos años cuestionando la Corte Suprema mientras la gente se moría de hambre en la Argentina. Nosotros criticamos mucho eso porque creemos que la justicia no es el problema en la Argentina. A mí me preocupa cuando hay peleas internas entre los miembros de la Corte, que no son peleas políticas, sino muchas veces son por ego. Creo que la Argentina necesita una Corte que esté consolidada, porque es cabeza de un poder del estado fundamental que siempre he dejado de lado. Yo puedo tener mejores momentos con tal o tal juez, pero nadie puede decir que las decisiones de la Corte tengan responsabilidad importante en el drama que vivimos todos los argentinos.
LCV: ¿Por qué entonces este intercambio de favores que parece existir en la nominación de Lijo es algo que domina tanto el escenario nacional?
—Pero eso viene por la política. Mirá, acá hay mucha hipocresía, porque el primero que incumplió con las normativas vigentes fue el gobierno Alberto Fernández. El famoso decreto autolimitativo que sacó Néstor Kirchner en allá en el 2003, planteaba primero el tema del género no como una obligación, sino que había que tenerlo presente. Pero además daba 30 días para que se propusiera el reemplazante. Yo veo muchos que hoy critican la nominación de Lijo y 2 años a Fernández nadie le pidió que nomine a alguien. Nosotros sí, como gremio. Yo a Justicia le dije ¿por qué no manda? Pensando que iba a ser una mujer, obviamente hay tantas mujeres capaces. “No tenemos los votos”, me decía. No importa. Ahora, si vos mandas un mamarracho, no podés. Pero si vos mandas a una persona prestigiosa, después le tirás la pelota.
LCV: Y ese es el problema de Lijo, que no es prestigio.
—Si vos lees La Nación y bueno, pero si vamos creer todo lo que dice la Nación.
LCV: Pero La Nación, Página 12 coinciden en decir eso.
—Sí, mirá, cuando coinciden, sospechá. Después hablamos de Lijo, pero lo que te digo es que a las mujeres cuando protestaron, ¿por qué no le pidieron a Fernández que mande una mujer? Yo siempre pensé que este gobierno iba a mandar a una mujer.
LCV: Además porque dejaron en el camino, por jubilación o porque fallecieron, dos grandes mujeres juristas.
—Ahora cuando este gobierno, a mí no me consultaron, propone a Lijo, yo estoy de acuerdo con Lijo, porque Lijo viene trabajando con nosotros. Primero, es un hombre que conoce. Hace mucho tiempo que no hay en la corte un hombre que provenga de la justicia. Porque además, te vuelvo a repetir, no sólo tenés que fallar como juez, sino que sos la cabeza de un poder, tenés que ser profundamente, conocer profundamente la necesidad de la justicia. Y nosotros siempre, cada uno que llega, tenemos que esperar el tiempo que se aggiorne y entiendan.
LCV: Tuvo algunas causas, fallos controversiales con el tema de Derechos Humanos.
—Ninguno, por favor. Mirá, lo metió preso a Boudou. Vos decis que La Nación y Página 12 lo critican, pero todas las comunidades, los musulmanes, los judíos, todos lo apoyan. Entonces vos fíjate, bajó las adhesiones, tuvo 3700 adhesiones y muy poquito de cuestiones. Los que lo critican a Lijo son lobby poderosos, pero no representan el sentido de la comunidad. Te digo, nosotros lo conocemos bien a Lijo, porque además es director de los cursos que hacemos en la facultad de derecho, de delito complejo, de capacitación. Lo que sabe de delito complejo, cómo combatir el narcotráfico, la trata, todas las cuestiones, es una necesidad. No hay penalistas en la corte. Así que yo a Lijo le pongo una ficha.
LCV: Estela de Carloto también lo apoya, ¿verdad?
—Sí, lo apoyan todos. Pero se ha manejado bien. No tiene cosas. Le critican al hermano pero igual yo no lo conozco el hermano.
LCV: Dicen que va a haber cierta complacencia con algunas causas del dirigentes del pasado.
—No sé por qué complacencia, si estuviera ya lo hubieran votado todos, y fíjate que todavía se habla. Yo digo que hay que verlos caminando. Yo confío en que va a ser un excelente miembro de la Corte Suprema. A García Mancilla no lo conozco, no puedo hablar ni bien ni mal, no lo conozco. Pero de Lijo, viéndolo trabajar ahí con el tema, yo te puedo decir. Vos fíjate que todos los jueces, juezas, fiscales, todo desde adentro lo apoyaron. Y no es fácil eso, no es fácil, no es fácil tener apoyo interno.
LCV: Repetime las próximas movidas de protesta que hay.
—Mañana (martes) hacemos un banderazo nacional, que han adherido varias justicias provinciales que están enganchadas con nosotros y desde Ushuaia, Río Grande hasta Tartagal, Orán, donde hay cualquier sede judicial del poder judicial de la nación o los ministerios públicos nacionales, vamos a hacer un banderazo en cada lugar que es una movilización. El viernes, si seguimos sin solución, vamos a un paro de 24 hs en todo el país también, como hicimos el viernes pasado. La gente está muy enojada ya. Hay un clima de la gente que ve que el presidente diga que los trabajadores recuperaron salario, así como dicen los jubilados, y la gente antes lo dejaba, ahora la gente reacciona muy caliente.
LCV: ¿Vos crees que un paro general convocado por la CGT tendría adhesión?
—Sí, los gremios también están luchando. Hicimos un paro. La CGT tiene dos temas: es tan importante la resistencia a esto como plantearle al pueblo argentino una alternativa de futuro. Si el gobierno hoy todavía tiene los índices de adhesión que tiene, no es porque la gente esté conforme con esto, sino porque no quiere volver para atrás y no tiene una alternativa. Entonces es tan importante una cosa como la otra. Y la CGT está laburando en ambos sentidos. Y por eso, más allá de la CGT, los gremios que componen la CGT están defendiendo en cada lugar los derechos de sus trabajadores.
LCV: Vos sabes que nosotros le hacemos pagar peaje a los entrevistados que vienen por primera vez. Así que para cerrar contame cuál fue tu primer trabajo, qué edad tenías, si eras un jovencito, si eras un niño y si te acordás en qué gastaste la plata.
–-De muy joven, 14,15 años, iba a trabajar. Yo iba al Instituto Libre de Segunda Enseñanza que está en la plaza Lavalle, el Ilse, una formación realmente que estoy orgulloso. Entonces nosotros teníamos 15 días de vacaciones en invierno, pero en general teníamos, si salías bien en todas las materias, a mí me pasó siempre eso, teníamos cuatro meses de vacaciones, porque terminamos mediados de noviembre hasta abril casi. Entonces yo iba a trabajar a donde trabajaba mi padre, que era una fábrica de papel, Basú Sociedad Anónima, para tener plata para mis vacaciones. Así que trabajé los 15, es decir, no era un trabajo estable pero sí tenía mis cosas y todo. Me dejaban trabajar ahí, hice experiencia, trabajé en compra, trabajé en un montón de lugares de la empresa y me sentía bien porque tenía mis propios medios. ¿Qué hice con el primer sueldo? Me la habré gastado, no me acuerdo. Era muy chico.
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Panorama XXL/La borrachera del poder
Un fin de semana largo repleto de noticias gremiales y políticas. Mientras los jóvenes libertarios jugaban a ser nazis, armados con celulares, algo así como declararse ‘terroristas digitales’ -¿para qué usar armas si te podemos herir o matar por las redes? -; el mundo asistía casi indiferente a un aumento de la tensión entre Rusia y Occidente, con una amenaza que sí implicaba armas, y armas nucleares, nada menos; el gobierno argentino no perdía su entusiasmo y con exitismo avisaba que ya ‘hemos tocado fondo’ y ahora se viene la fiesta -o el ‘pedo de buzo’, que no es lo mismo y tampoco es igual pero así lo ve nuestro poeta presidente cuyas figuras retóricas son cada día más escatológicas-.
Dicen que ‘Argentina será el faro de mundo‘ y brindan por el descenso del riesgo país, la baja de la inflación, un dólar quieto que permitirá ir saliendo del dólar turista y aumentar el límite impuesto para compras al exterior a través de Amazon y plataformas similares a 3.000 dólares. Dicen que esto es muy bueno para el país. Dicen que esto mejorará la compra de insumos de las Pymes -Pymes que podrían quebrar si los argentinos deciden aprovechar el famoso ‘dame dos’ de la dictadura sin necesidad de moverse de casa-. En la televisión nos cuentan las delicias de esta medida por la que podremos comprar on line en el exterior nuestras zapatillas un 30% más barato. ¿Cuántos talleres textiles sobrevivirán a la competencia del mundo a tus pies?
En pleno fin de semana largo Adorni tuvo otro regalo para los trabajadores: ‘Hemos cerrado definitivamente la planta ex Ciccone, uno de los grandes emblemas de la corrupción kirchnerista. El Estado Nacional ya no fabricará más billetes: los argentinos se van a ahorrar 5.040 millones de pesos anuales”, tuiteó. ¿El emblema de corrupción de Ciccone calcográfica no había sido de Menem? ¿No la estatizaron por ese motivo el 22 de agosto de 2012?
Y, hablando del 22 de agosto, día en el que Evita pronunció su conmovedor discurso de renunciamiento desde el Ministerio de Desarrollo Social en 1951, también dicen que como todo va viento en popa, y podemos tirar ‘manteca al techo’, quizás inviertan varios millones en derrumbar ese mamotreto de la 9 de Julio tan caro al peronismo. Así actúa el gobierno de la provocación permanente que tiene a medio país entre las cuerdas.
Todo esto ocurría después de una semana rara en la que cada parte se sentía victoriosa. Los tres gremios de aeronáuticos, luego de un paro nacional y varias jornadas de de movilización y asambleas, lograban que el gobierno se sentara a negociar con quienes había tildado de ‘delincuentes y terroristas’, para llegar a un acuerdo paritario. Por su lado, el gobierno difundía otra versión: habían doblegado a los sindicatos quitándole sus ‘privilegios’ y otorgándole la mitad de lo que pedían de aumento.
El contundente paro nacional del transporte del 30 de octubre tuvo como consecuencia la renuncia del Secretario Gral de la CATT, Sergio Sassia, enrolado entre los llamados ‘dialoguistas’ (antes catalogados como ‘colaboracionistas’). En estos días, asumió ese cargo Juan Carlos Schmid, quien recuperaba la conducción de una poderosa Confederación de sindicatos que aglutina a camioneros, ferroviarios, colectiveros, portuarios, aeronáuticos. Una de sus primeras medidas fue anunciar que convocaría a una reunión del Consejo Directivo para debatir los pasos a seguir.
Caramba, ahora resulta que este señor Schmid pretende marcarle la cancha a quienes se creen los VIP de la CGT, un puñado de gremios cuyas figuras más importantes pertenecen a Sanidad, Estaciones de Servicio, estatales de UPCN, albañiles de la UOCRA y Empleados de Comercio. Los comentaristas gremiales, hacedores de una fantasmagórica ‘opinión pública’, entendieron la convocatoria como una ‘provocación’ de los sectores ‘combativos’ decididos a romper con la CGT. Resulta que pedir que la CGT funcione y se reúna es algo tan revolucionario como provocador. La tensión está expuesta. Mario Manrique, de Smata, renuncio a su cargo de Secretario Gremial de la CGT amparándose en el “cúmulo de tareas y responsabilidades” que actualmente tiene como diputado nacional de Unión por la Patria y secretario adjunto del SMATA, “lo cual hace imposible que continúe en el cargo con la responsabilidad y dedicación que este merece”, según afirmó en una carta. Sin embargo, el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) no se irá de la CGT, y el lugar que deja Manrique será ocupado por Laura Lorenzo, de su mismo gremio quien lo secundaba en la Secretaría Gremial de la central obrera.
Esta semana se reunió la autodenominada ‘mesa chica’ de la CGT en la sede de UPCN de la que participó el flamante titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), quien volvió a reclamar una reunión urgente del Consejo Directivo para discutir de manera ampliada la eventual continuidad del plan de lucha. La mesa chica empezaba a resultar demasiado chica. Como buenos compañeros, los dirigentes que tienen el privilegio de conformar una mesa cada vez más chica y menos representativa, escucharon con atención la propuesta del portuario, no la aceptaron pero tampoco la rechazaron, simplemente dejaron en claro que no estaba en su agenda un paro nacional.
Así las cosas, Pablo Moyano -que se pegó un faltazo a la reunión de sus pares cegetistas-salió a la palestra a dar entrevistas en las que advertía que se venía un paro nacional para diciembre, y faltaba ponerle fecha -‘poné la fecha’ le cantaron alguna vez a Daer en tiempos del macrismo-. Desde las dos CTA siguen trabajando por una marcha federal sin fecha clara pero con diciembre como mes elegido. Y durante el Plenario Federal de Delegados de ATE nacional del que participaron más de mil dirigentes de todo el país se resolvió un plan de lucha con protestas en todas las provincias, movilizaciones sobre las rutas, asambleas y radios abiertas, señalando que el ajuste planteado en el Presupuesto 2025 golpea duramente a todas las regiones del país. ““En este momento la persecución y el maltrato son sistemáticos en todas las áreas del Estado. Crecen los niveles de autoritarismo y violencia, pero tienen que saber que no les tenemos miedo”, advirtió Rodolfo Aguiar, Sec. Gral de la Asociación de Trabajadores del Estado.
El malestar en los diversos sectores crece a pesar del discurso oficial. Luego de una reunión a la que asistieron representantes de Camioneros, UOM, UTEP, la Corriente Federal y las dos CTAs, trascendió que la fecha elegida para una jornada de lucha común, con paro y movilización sería el 5 de diciembre. Aún sin el apoyo de la CGT, volverán a actuar juntos sindicatos y movimientos sociales, como lo vienen haciendo de manera independiente a lo que decida la central obrera. Finalmente, la semana terminó con la renuncia formal de Pablo Moyano a la co-conducción de la CGT por desacuerdo con la postura tomada por la ‘llamada Mesa Chica’.
Por su parte, la Federación Gráfica Bonaerense repudió el cierre de la planta impresora de Casa de Moneda de Don Torcuato que dejó en la calle a 270 personas. Según el ministro de economía, no hubo despidos, solor decidieron “dispensarlos” de trabajar hasta nuevo aviso. Para los gráficos fue “una operación subrepticia, realizada a la sombra especulativa de un fin de semana largo, el gobierno de Javier Milei anunció el vaciamiento y cierre de la planta impresora de Casa de Moneda de Don Torcuato, y lo hizo al mejor estilo de las dictaduras militares, utilizando las Fuerzas Armadas en previsión de que un ‘ejército’ de trabajadoras y trabajadores estuviera allí para defender su fuente de trabajo”.
Pocas horas después, el Ministerio de Justicia anunció el despido de los trabajadores de ATE que llevaron adelante una medida de fuerza en el Registro de la Propiedad Automotor para denunciar despidos encubiertos. La Asociación de Trabajadores del Estado denuncia que son presionados para aceptar un retiro voluntario y Rodolfo Aguiar advierte que pedirá juicio político contra Mariano Cúneo Libarona por violar un principio constitucional que ampara el derecho de huelga.
El jueves 21 de noviembre, Día de la Enfermería, los trabajadores de la salud pública marcharán una vez más desde el Congreso hasta la Legislatura porteña para exigir salarios dignos, mejores condiciones laborales y el reconocimiento profesional de las y los enfemeros. Unas 40 organizaciones sindicales y colectivos del ámbito de la salud llevarán a cabo una Jornada Nacional de Lucha bajo el lema: “La salud pública no se vende, se defiende”.
Dos países en pugna. El de la fiesta y el de las vícimas del baile. Esquivos, desconfiados, hartos, confundidos, el equipo de la víctimas no sabe en dónde ubicarse ¿Muchos preferirán participar de la fiesta aunque después sufran su resaca?
Lo cierto es que la indisimulable alegría de los Adornis, Sturzeneggers y Esperts se convierte en un discurso triunfal que descoloca a cualquiera. Milei es el astro que baila desenfrenado con los poderosos del mundo, esta semana se abrazó con Trump, Macrón, Lula, Giorgia Meloni y el mismísimo diablo chino comunista, Xi Jinping, con quien está dispuesto a convertirse en socio comercial. La borrachera de poder no tiene límites.
A pocos conmovió la muerte de un trabajador del subte que sufría cáncer por su exposición al asbesto. En el diario no hablaron de él. Al fin de cuentas ¿quién sabe qué cosa produce cáncer? Hasta el momento, lo único seguro es que ‘fumar provoca cáncer”, del resto mejor ni hablar. Los metrodelegados denunciaron que hay 2700 trabajadores expuestos al asbesto y este miércoles realizarán un paro de dos horas para denunciar la muerte de uno de sus compañeros. En la televisión nuevamente nos hablarán de caos en el transporte.
LCV- 20 de noviembre de 2024
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La Era del Odio Desideologizado, por Andrea Zhok *
En la degeneración contemporánea del escenario político, una de las cosas más llamativas es el desencadenamiento de actitudes de ferocidad, desprecio, deshumanización, psiquiatrización, demonización del adversario. Lo podemos comprobar en estos días posteriores a la victoria de Trump, con una proliferación de crisis nerviosas que emergen en Internet y en las publicaciones ante la “victoria del Mal”, pero lo vemos continuamente en mil contextos. Vimos esto en los días de Covid, donde intentábamos justificar las manifestaciones de maldad, crueldad y deseos de muerte con la dinámica psicológica del miedo. Lo vemos en la forma en que se desarrollan (o más bien NO se desarrollan) los discursos sobre cuestiones de “corrección política”, donde cualquier discusión abierta es imposible y donde las sensibilidades histéricas dispuestas a arremeter y destrozar el “Mal” son omnipresentes. Lo vemos en la demonización de la alteridad política a nivel internacional.
Lo sorprendente es cómo esta tendencia hacia el conflicto irreconciliable, hacia la repulsión sin descuentos ni mediaciones, se produce precisamente en la época por excelencia del “fin de las ideologías”, el “fin de los grandes relatos”, de la “secularización”.
Como nos han contado muchos acontecimientos históricos, estamos acostumbrados a asociar el choque sin límites con la fricción entre identidades fuertes, identidades colectivas irreductibles y visiones del mundo radicalmente alternativas.
En cambio, a menudo se nos ha vendido la modernidad (o la posmodernidad) como el lugar donde hemos sacrificado raíces fuertes y visiones ambiciosas y palingenésicas, pero al menos lo hemos hecho en nombre de la paz, la hermandad y la coexistencia pacífica en una “aldea global” exenta de contrastes radicales. Excepto que las cosas parecen bastante diferentes de lo que nos han dicho.
Después de la Segunda Guerra Mundial fuimos testigos de la capacidad de reconocimiento mutuo, e incluso de colaboración pragmática, de individuos que se habían disparado unos años antes, de aquellos que pertenecían a visiones del mundo verdadera y claramente divergentes. Los democristianos y los comunistas eran portadores de ideologías sólidas y profundamente diferentes y, sin embargo, lograron producir ese documento admirable y equilibrado que es la Constitución. Incluso los antiguos fascistas fueron reintegrados, con la única condición de que no pretendieran volver a proponer la propuesta política que había llevado al país al desastre de la guerra (prohibición de reconstitución del PNF).
Hoy, cuando en todo Occidente la “política de la alternancia” es la alternancia entre variantes de una misma ideología liberal, con un 90% de superposición de políticas, precisamente hoy el odio irreconciliable entre los partidos, el desprecio mutuo parecen ser las características dominantes.
¿Cómo es posible todo esto?
Bueno, creo que para entender este estado de cosas primero debemos entender algo fundamental sobre la forma de los contrastes humanos. Un contraste de naturaleza ideal, cualesquiera que sean los ideales que se comparen, es un contraste que todavía se mueve en una esfera humanamente compartible, al menos por derecho: precisamente la esfera de las ideas. Una idea diferente de otra, una razón irreconciliable con otra razón no dejan de ser ideas y razones, y como tales son potencialmente compartibles: es posible cambiar de opinión, es posible comprender las razones de los demás. Esto significa, trivialmente, que dos visiones del mundo articuladas en ideas y razones, por diferentes que sean, son sin embargo parte de un juego humano común.
En cambio, el proceso de deshumanización ocurre en diferentes formas, esencialmente prepolíticas, típicamente arraigadas en variables naturales. El caso típico ideal es, por supuesto, el racismo, donde todo lo que hace o dice el “racialmente diferente e inferior” se vuelve irrelevante, porque nada puede cambiar su “inferioridad natural”. Pero esta esfera natural y prepolítica se ha convertido, de hecho, en la esfera dominante en el discurso público contemporáneo. Así, no importa si Trump y Harris tenían contenidos decentes o indecentes, serios o ridículos, diferentes o iguales; la pregunta seriamente discutida es: “¿Cómo es posible que las mujeres, o los inmigrantes, o los “de color”, etc., no votaran por <>?” La diferencia política en primer plano pertenece ahora a una esfera prepolítica, naturalista, impermeable a la razón.
Haber transformado la política en una competencia entre grupos de interés, lobbies y haber vaciado la esfera ideológica converge en transformar el discurso público en una especie de “racismo universal”. Ya que las diferencias sean de “raza”, “género”, “orientación sexual”, “etnia”, o que se traduzcan en juicios de carácter psiquiátrico, epidérmico o antropológico, en cualquier caso nos encontramos en un terreno donde las razones ya no van a tener ciudadanía: sólo queda la repulsión (o atracción) instintiva.
La destrucción de la esfera política, alimentada y fomentada durante décadas por el “piloto automático de la economía”, ha llegado a su fin, produciendo una nueva forma de tribalismo naturalista, de “racismo polimórfico universal”, que ya no conoce ninguna alternativa a la exclusión del otro, posiblemente hasta su aniquilación. Lejos de ser el viático de formas de coexistencia pacífica, la destrucción de identidades e ideologías políticas trae consigo la semilla de un conflicto ilimitado.
Se han creado las condiciones para un futuro de guerras civiles en el país y actitudes genocidas en el extranjero.
Traducción: Carlos X. Blanco
Publicación original: Revista Adaraga 15/11/24
Tomado por LCV de infoposta.com.ar el 17 de noviembre de 2024.
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Haroldo Conti y la memoria sin fin, por Oscar Taffetani
En 1987, con la vuelta de la democracia y en un país donde todavía era peligroso recuperar la memoria sobre militantes desaparecidos -fueran ellos escritores, artistas, periodistas o simplemente víctimas de la diáspora y del exilio- participé de un proyecto fílmico inconcluso titulado “La balada de Haroldo”, que se proponía rescatar bajo la forma de una road-movie el itinerario de vida y escritura del imprescindible Haroldo Conti. Filmaríamos (y de hecho, filmamos) en Warnes, en Chacabuco, en el Delta, en Cabo Polonio y Barra de Valizas, entre otras locaciones. Entrevistamos a familiares y amigos del escritor. Consultamos documentos fílmicos, sonoros y gráficos existentes, entre ellos, como pieza medular, el proyecto (inconcluso) del estudiante de cine y fotógrafo Roberto Cuervo titulado “Retrato humano de Haroldo Conti”. No voy a explicar aquí las innumerables dificultades que tuvimos en aquel momento, con Carlos Vallina y otros compañeros de aventura, para conseguir financiamiento de aquel proyecto, que quedó definitivamente inconcluso a mediados de los ‘90. Sin embargo, en el camino, fuimos usando parte del material disponible para pequeños rescates, suerte de golpes de memoria que volvieran a poner sobre el tapete los asuntos de Haroldo, los asuntos de sus compañeros de vida y militancia y los asuntos de su escritura. Un fotograma del film mudo de Roberto Cuervo –por ejemplo- fue utilizado en 1988 para probar que un mascarón de proa tallado por el capitán Alfonso Dominguez en Uruguay, fue arrebatado de la casa de Haroldo cuando lo secuestraron, para ser luego vendido a una tienda de “antigüedades”. Lo que las dos publicaciones en Página/12 que siguen muestran, es la táctica que utilizamos para recuperar sin violencia ese mascarón y devolverlo a sus legítimos dueños. Nada más. Y nada menos. Marta Scavac –que ya no está- y Ernesto Conti –quien por entonces era un niño- testimoniaron su agradecimiento, dedicándome un libro de navegación que tenía Haroldo tras su naufragio en La Paloma, y que aquí también se reproduce. Buena lectura.
Memoria del mascarón de proa
(Página/12, 6/5/1988)
A doce años de su desaparición, Haroldo Conti y su obra forman parte de la “cultura de la desmemoria”.
(Por Oscar Taffetani) No hace mucho una periodista habló de la virtual imposibilidad de acceder a la vasta obra literaria y testimonial de Sarmiento: el “ilustre sanjuanino” ha sido condenado, por falta de difusión y de reediciones, a ser sólo el autor de Facundo y Recuerdos de provincia. En esa nefasta cultura de la desmemoria se inscrihe también el caso —más reciente, más modesto, pero igualmente representativo— de Haroldo Conti, escritor secuestrado de su casa y desaparecido el 4 de mayo de 1976.
Un breve inventario del olvido instalado sobre la vida y obra de Haroldo Conti debería incluir hechos como la escasa reedición argentina de su obra: La balada del álamo carolina y Mascaró, el cazador americano, sus últimos libros, no han vuelto a editarse entre nosotros desde 1975; la novela Sudeste y el relato maestro Todos los veranos duermen en los catálogos desde hace casi dos décadas, lo mismo que valiosos estudios como El mundo de Haroldo Conti (Rodolfo Benasso, 1969).
Ese inventario debería incluir también —en un plano extraliterario— la prescripción o falta de prosecución de las causas abiertas en la Justicia, que afectan tanto a Haroldo Conti como a sus familiares directos (y es uno entre cientos y miles de casos semejantes).
Por último, y con infinita tristeza, el inventario debería incluir hechos como que el mascarón de proa tallado por Alfonso Domínguez en el Cabo Santa María, ese mascarón que Haroldo Conti tuvo colgado en una pared de su casa hasta que Fritz Roy —y en la época del imaginario vapor “Mañana”— hoy cuelga de la pared de una casa de antigüedades de Buenos Aires, con una etiqueta que dice: “Mascarón italiano, siglo XIX”.
El mascarón, impiadosamente “reciclado” por la ciudad (esa ciudad hostil que Conti conoció y describió en sus relatos), completa el cuadro de desaparición forzada de un ciudadano, el cuadro de toda una época del escritor argentino contemporáneo: un cuadro semejante al de Antonio Di Benedetto, fallecido hace un par de años; o al de Daniel Moyano, emigrado en 1976 (ese entre muchos, muchos casos).
Pero hay otra cara de esta moneda —no muy lustrosa hoy, tal vez reluciente mañana—: una cara que podría denominarse, por contraposición, “la verde memoria del pueblo”, en palabras de Conti. Ese país merece también, en esta fecha, un breve inventario.
Se inscribe allí el homenaje que el próximo domingo, 7 de mayo, rendirá a su más destacado escritor la gente de Chacabuco. Será representado en el teatro “La balada del álamo carolina”, hablarán algunos familiares y amigos, un grupo cumplirá con el rito de visitar el añoso álamo, el campo de Warnes.
Y no puede dejar de inscribirse el proyecto fílmico, La balada de Haroldo, largometraje sobre la vida y la obra del narrador de Chacabuco. Ese largometraje incluirá fragmentos de un inconcluso e inédito documental filmado por Roberto Cuervo en 1975. El director del proyecto, Carlos Vallina, ha manifestado su intención de filmar “la vuelta a Itaca de aquel Haroldo-Ulises que un día partió hacia Buenos Aires, las islas y el océano, pero que no dejó de regresar, obstinadamente, en sus textos”.
Su familia, entonces, que no olvida; el pueblo de Chacabuco, que no lo olvida y esa parte de la Argentina que no olvida a quienes, como Harodo Conti, la amaron profundamente, son la Penélope y el Telémaco de esta historia: la tierra a la que siempre se vuelve, el país del álamo carolina.
Aunque el mascarón del “Mañana” no pueda vialar el próximo domingo a Chacabuco, por un circunstancial extravío en Buenos Aires, alguien recordará la promesa escrita por su dueño en la última página de un libro: “…ese ángel que está naciendo (el mascarón) colgará para siempre de una pared de mis casas; dondequiera que yo vaya iré con él, abriendo camino”. El país del álamo carolina es un país donde las promesas tarde o temprano se cumplen.
Rescate del mascarón de proa
(Página/12, 28/5/1988)
Después de doce años, un “Angel” que pertenecía al escritor Haroldo Conti volvió a ocupar su lugar de origen.
(Por Marta Scavac) Cuando terminaba abril, Oscar Taffetani me comentó sobre la posibilidad de ubicar el mascarón. Según los datos de que disponía, el Ángel podría estar colgado en una casa de antigüedades de la Capital. Oscar me pidió calma y confianza hasta tener la información precisa.
He aprendido que muchas veces la paciencia ayuda a obtener mejores resultados. Me prometí recuperarlo. Ignoraba el modo, y una sucesión de incógnitas me atravesaba. Dueño, lugar, reacciones, consecuencias, logro, fracaso, todo se conjugó en un torbellino que por poco me deja sin vesícula (cada uno tiene su tripa de Aquiles).
Es 4 de mayo y Oscar me llama temprano para decirme que ese es nuestro día-rescate. Ana, una pintora amiga ha localizado al Angel. Fabián, otro amigo, lo ha fotografiado. Con la escribana Gloria Barrandeguy, a quien pedimos para cubrir la forma legal, marchamos hasta el lugar.
(Por razones que luego se verán, me valdré de un par de nombres figurados y de una referencia imprecisa para continuar con la historia.)
“Lleva más de 11 años colgado aquí… no es posible… esto es para un cuento de Bioy Casares… entonces, los que hicieron la venta eran los… no puede ser.”
“Sí puede ser. Es, señora. ‘Botín de guerra’… ¿Qué le sorprende tanto? ¿Acaso no han llegado a comerciar con los niños? ¿No puede entenderlo? Comprendo. Yo tampoco”.
La circunstancia era inédita. No teníamos derecho a perturbarnos con quien no conocíamos; pero tampoco se podía ser excesivamente incauto o confiado. Se sabe y no se debe olvidar que los “astices” nos rodean, “obedientemente” libres.
—No tengo nada que ver… no es mío… es prestado.
La miniprocesión, un tanto extrafalaria, se dirige entonces hasta el sitio —otra tienda de antigüedades— donde se encuentra el “depositario”, y a quien llamaremos Requena.
—¡No, no, no puede ser!… yo no tengo nada que ver, por favor no me confundan con “esa” gente. Nunca me había pasado algo así en los tantos años que llevo en esto… me engañaron, eran unos miserables ladrones. ¡Pero si yo fui a la casa a comprarlo!
—¿Qué casa? ¿Dónde?… Acaba usted de mencionar mi casa, señor, la que nos robaron, la que permaneció ocupada por extraños, la que no me ha sido devuelta porque la justicia no ha alcanzado entre nosotros —palabras de un juez— una “agilidad” acorde con los derechos elementales de los ciudadanos argentinos.
—Pero… y ahora… ¿Qué quieren ustedes? Yo lo pagué muy bien, y en dólares. No puedo perder todo. No es justo.
—No quiero ser injusta con usted señor Requena pero no puedo pagar esa cantidad por mi Mascarón.
—¡No es suyo, es mi Mascarón! Yo lo pagué, soy un comprador de buena fe…
—Correcto. Pero desde ahora, usted ya no sería un vendedor de buena fe. En todo caso, el Mascarón no es ni suyo ni mío. Es de un desaparecido, de un hombre del pueblo que ha decidido llevarlo siempre con él. Hasta que lo secuestraron, hasta que se lo robaron.
—Bueno, señora, comprendo. Él tendría sus ideales… yo no tengo la culpa…
—Señor Requena, ¿de qué lado está usted?
Oscar y Gloria tratan de aflojar la tensión y ofrecen alternativas en el lenguaje que suponen que un comerciante entiende. Infructuosamente… Decidimos dejar algunos días al señor Requena, dejarlo a solas con su conciencia. Por si aún estuviera muy dormida, Gloria dejó una copia del acta notarial y Oscar promete publicar en un diario, sin detalles, el incidente.
Dos días después, vuelvo a la tienda de Sonia a ver al Angel, aunque sea a través de la puerta cerrada. Me sorprende la dueña, que viene de darle de comer a un gato por el patio trasero de la casa. Me invita a pasar y me siento en una silla pequeñísima, rodeada de toda clase de objetos antiguos; el gato se acomoda en mi falda y duerme. Un cliente del barrio pasa y le regala masitas a esa señora a quien llamaremos Sonia. Compartimos exquisiteces y vivencias. Ella también lleva su marca por el pasado de horrores. Antes de irme saludo al Angel que sigue colgado en la pared
Camino hacia lo del señor Requena. “Marta, si algo me pasa te pido que salves la máquina de escribir (la vieja Royal con la que escribo estas líneas) y el Angel, al que querés tanto como yo”.
(La máquina Royal fue rescatada por mi padre en un acto de segundo amor, en el amanecer del 5 de mayo de 1976, junto con mis cuadernos y con la perrita, que en la próxima primavera cumplirá 16 años; ya ciega como el Mascarón.)
“¿Qué pensará el señor Requena y su feriado propio?”, me digo.
—Sí, sí, yo también recurriré a un abogado. Legalmente puedo pelear…
—Escuche en silencio todo su alegato legítimo (¿legítimo?).
—Yo no quiero ser injusta, pero sólo puedo ofrecerle pagar en cuotas el dinero que usted ha invertido, no sé…
—Marta (comienzan a jugar los duendes en esta historia), quiero que sepas que no soy insensible a todo lo que han hecho estos bárbaros. ¿Vos sabés que todos los años, cuando las Madres hacen su ronda de 24 horas, yo voy a la Plaza? Averigüé sobre tu marido. Ahora sé todo lo que les ha pasado. Te restituiré el Angel. Fijate que es como si te hubiera esperado 12 años. Tres veces estuve a punto de venderlo. Las tres veces falló la operación. ¿Casualidad? Me gustaría leer los libros de Haroldo y me gustará ver la película, cuando la terminen. Solo te pido que este gesto no sea utilizado por la prensa. Debe ser anónimo. Preservá mis datos y los de Sonia. Sabés… después de todo estoy contento, aunque sufra mi bolsillo.
(El Mascarón fue restituido a sus dueños el día 11 de mayo de 1988. Mi hija Miriam, mi hijo Ernesto y yo, tres náufragos sobrevivientes de aquella noche de 1976, lo llevamos de vuelta a casa, en espera de futuras navegaciones.)
La hermosa gente de los muchos caminos existe. Gracias Requena, Sonia y todos. Desde algún lugar, Haroldo Conti los abraza. Ayer, 25 de mayo, fue su cumpleaños.