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Victoria Villarruel puso el dedo en la grieta, por Laura Giussani Constenla

Formo parte de una generación que a los 13 o 14 años abrazó los ideales de izquierda que habían sacudido el mundo con revoluciones triunfantes. El futuro estaba allí. Cuba era un ejemplo claro de que se podía acabar con la obscenidad del Capital y poner el foco en la igualdad. Un socialismo caribeño que lejos estaba por ese entonces de parecerse al dogmatismo soviético. Nosotros, los que nacimos en el 60, salimos al mundo cuando todavía quedaban hippies románticos, revolucionarios de metralla, el Che Guevara como símbolo de entrega, ecos del 68 en Europa y entusiastas rebeliones populares. Vietnam que le ganaba la guerra al imperio. Africa que se ponía de pié. Felices de formar parte de esa época en la que se decidía a fuerza de garra y voluntad cómo sería la relación de los hombres y mujeres que poblaban el planeta. Lo imaginábamos justo, alegre, solidario, sin tener una noción muy clara de cómo llegaríamos a construirlo pero convencidos de que lo primero era destruir ese mundo gris, repleto de víctimas, guerras, poderosos impunes, freno a la imaginación y la libertad.

La imprevista reivindicación de Isabel Martínez de Perón por parte de la vicepresidenta provoca un tembladeral en los cimientos mismos del peronismo. Quienes no vivieron esa época, es decir, todos los menores de 60 años, quizás no lo sepan, pero la idea de ‘aniquilar a los zurdos’, tan típica de estos tiempos pseudolibertarios, resuena en nuestras vidas como un retroceso que excede a la Dictadura Militar y se ancla en aquellos años del último Perón, que optaba por una CGT en descomposición, colaboracionista del gobierno que tuvieran enfrente –como los ‘dialoguistas’ de hoy- y llamaba a organizarse para acabar con esos ‘estúpidos e imberbes’ que cuestionaban su conducción.

¿Estupidos, imberbes? Puede ser, tan estúpidos y jóvenes que creyeron que era cierto el aval que una y otra vez del brindaba Perón desde su dorado exilio madrileño, fue Perón quien los abrazó y estimuló para organizar una resistencia armada que puso fin a 17 años de proscripción del peronismo. A las palmadas en la espalda, le sucedieron las órdenes de aniquilamiento que partían del viejo líder.

Isabelita representa lo peor del peronismo, un peronismo que ya huérfano de Perón, profundizó la división entre quienes soñaban con un país más equitativo, socialista, y aquellos que buscaban aniquilarlos. Fueron los tiempos de las Tres A, un estigma que todavía duele a pesar del esfuerzo por dejarlo en la sombra.

José López Rega se convertía, de golpe y porrazo, en el hombre más poderoso del país en esos años negros. Una suerte de mayordomo de Perón que fue nombrado Ministro de Bienestar Social por el Héctor J. Cámpora, y se convirtió en el apoyo político y afectivo más fuerte que tuvo Isabel al quedar al mando de la presidencia por la muerte del líder.

A la memoria completa de Villarruel habría que refrescarla recordándole que era en la Casa Rosada de Isabel Perón en donde se organizó el más feroz grupo paramilitar que recuerde este país formado por hombres de la fuerzas de seguridad y militantes de lo que por entonces se llamaba ‘la patota sindical’, cuya ferocidad provocaba estremecimiento: más de mil asesinatos a mansalva, torturas, amenazas y tres mil atentados con bombas y mesajes a una sociedad inerme que asistía atónita al escarmiento: cadáveres militantes aparecieron colgados como reces en un camión frigorífico, cuerpos incinerados tirados en las zanjas, o asesinatos a plena luz del día a reconocidos dirigentes como Ortega Peña en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Teatros que estallaban por los aires, y listas de las ‘próximas víctimas’ en comunicados de las 3 A que giraban por las principales redacciones. Empezaba el exilio de muchos, mientras otros elegían pemanecer en el país medio escondidos o en la resistencia.

Es raro que la artífice de ‘la memoria completa’ rescate del olvido a quienes sembraron de sangre el país a través de las Tres A, aquella miserable Alianza Anticomunista Argentina que fue el antecedente de los métodos de la dictadura militar que vendría. Sembrar el terror era la consigna de unos y otros.

Lejos de mostrar la supuesta interna en La Libertad Avanza en el presidente y su vice, este acto de reivindicación nos recuerda los parecidos indiscutibles de dos dirigentes políticos llegados por azar a la Casa Rosada: Milei y López Rega. Anticomunistas viscerales que imaginan seguir órdenes divinas.

¿Quién era López Rega?

Extraño hombrecito que en su juventud probó suerte en Estados Unidos y el Caribe imitando a Paul Anka. Sí, un cantante frustrado (como Milei).

De regreso al país se alistó en la policía en donde llegó al rango de cabo y logró reunir unos pesos para fundar una imprenta en donde hacía trabajos por encargo, se dedicó pero, sobre todo, lograba editar los primeros folletos de la secta Anäel. Una logia que incorporaba el espiritismo a la política. Unos de sus panfletos, escrito en Buenos Aires, en 1965, reproducía esta escena:

Fue una tarde de octubre de 1965. Era la hora del crepúsculo. Varios miembros de la logia, juntamente con el doctor Anael, caminábamos. Anduvimos largo trecho en silencio. Sólo percibíamos nuestros pensamientos y el gorjeo de los pájaros.
—Doctor Anael —dijo de repente uno del grupo—. ¿Podremos construir la Nueva Civilización? Anael se adelantó unos pasos. Se detuvo, y dándose vuelta, contestó:
—¿Sientes el hambre y la injusticia del mundo?
—¡Sí!
—Entonces podrás construirla.
Giró sobre sus talones y reinició la marcha.
También en silencio, el sol buscaba un nuevo amanecer. ¡El tercer mundo ha entrado en acción!
Logia Anael, Buenos Aires, Noviembre de 1965
.”

Una serie de casualidades imposibles de relatar en tan poco tiempo, puso a López Rega en el camino del derrocado Juan Domingo Perón y lo llevó a ser su fiel sirviente en su mansión de Puerta de Hierro. Allí pegó el gran salto, de la minúscula secta Anael a la Logia P2 que reunía a los poderosos del mundo, entre ellos Perón con la participación de Lopecito. Bingo.

Dos zancada más y estaría de regreso a la Argentina al lado del líder y su mujer, conviertiéndose en Ministro de Bienestar Social y suegro del Presidente provisional del Senado, Raúl Lastiri. La grieta, por entonces, atravesaba con violencia al peronismo. “Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista’ se convertía de pronto en ‘Para un peronista no hay nada mejor que un peronista zurdo muerto’. De un lado y del otro, gritaban Viva Perón antes de caer.

Si creen que estamos viviendo tiempos locos, lamento desmentirlo. La locura parece ser casi endógena a nuestra historia reciente. Hoy tenemos un presidente que grita desaforado, termina sus discursos con un saludo a Las Fuerzas del Cielo, y sueña con clavar el último clavo del ataúd del kirchnerismo con Cristina adentro (La quema del cajón de la UCR de Herminio Iglesias es un poroto al lado de semejante amenaza).

Esperemos que las similitudes entre Milei y López Rega se detengan allí. Imaginamos que sí. Nadie puede creer que la Casa Rosada vuelva a ser una cueva de asesinos a sueldo, anticomunistas militantes, que siembren el terror en la población. Al menos, no a los tiros. Por ahora, con los discursos es suficiente para paralizar cualquier insurrección.

Ojalá que la Astrología Esotérica de José López Rega (alias el Hermano Daniel), haya quedado en el pasado, como su banda parapolicial Triple A dispuesta a masacrar todo lo que tuviera tufillo de ‘zurdo’ con el objetivo de crear una Argentina Potencia (el sueño de Lopecito). Ojalá que la memoria quede intacta para no repetir una y otra vez el mismo derrotero nefasto. Ojalá.

Columna emitida por larz.com.ar en la sección Planeta Giussani de La Columna Vertebral el 21 de octubre de 2024

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Diosas griegas del Planeta Giussani

Se hizo desear pero, finalmente, salió la luna. Y no fue una luna común, fue una Superluna. Disculpen ustedes, mis queridos planetarios, si hoy me resulta indiferente el mundo todo con sus guerras, injusticias, muertes, hambre, represiones y locuras. Ahora tengo los ojos puestos en la luna. Es que el Planeta Giussani anda revolucionado por una nueva habitante que eligió nacer, como su hermana, en un lugar en el que el río es un mar y la lentitud una virtud.

Créanme si les digo que éstas son las cosas importantes. Cerrar los ojos y sentir que la vida sigue latiendo y no hay Dios ni Hombres que puedan detenerla. Mientras no perdamos esa capacidad de sentirla estaremos a salvo. Lo que sucede en nuestros pequeños planetas personales es lo único que nos permitirá seguir de pie con una sonrisa en los labios y la energía necesaria para levantarnos cada mañana.

Tuve la gracia de esperar el milagro de la llegada de la luna con su hermana, que pronto se convertiría en ‘la hermana mayor’. Pasamos largos días leyendo El Principito, recorriendo otros planetas repletos de personas raras. Horas y horas dedicadas a cosas importantes: jugar, charlar, leer, pintar, pasear. Tiempo para disfrutar de Ariadna, feliz por recibir a su hermanita menor. Ya sabemos que se dedicará a marcarle el camino cuando esté atrapada en un laberinto. Ariadna y Selene, como dos diosas griegas corretearán por el Planeta Giussani dándole luz a un mundo que quiere convencernos que está sumido en la oscuridad.

Cuando asome la desesperanza, recuerden que la felicidad está en saber escuchar el latido de la vida. Y darse el tiempo necesario para hacer esas cosas que para los extraños señores que viven solos en los planetas del Principito son puras tonterías.

‘Si yo soy una princesa, mi mamá es una reina…¿y la abuela qué es?”, pregunta Ari. “La Reina Madre!’, respondo con cierta vanidad. “Noooo, esa es mamá”. Ah! “Entonces soy la ex Reina Madre”. El mundo sigue andando, generación tras generación.

Gracias a todos por acompañarme semana tras semana en los avatares de mi planeta. Sepan que desde acá también tenemos la mirada puesta en el planeta que cada uno de ustedes habita. Unión interplanetaria, al fin.

Gracias, Nora, por esta hermosa bienvenida a una nueva vida en la Tierra.

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Ambiente

Planeta Giussani/El fuego y sus memorias

Esta semana, queridos planetarios, solo fuego hubo en mis ojos. Imágenes oníricas y pensamientos flamígeros. La tierra en llamas, almas desesperadas, sirenas y silencio. La memoria que arde, también, en recuerdo de otros fuegos soplados por otros vientos.

Pocos símbolos más fuertes que el fuego. Elemento casi mágico que hipnotiza las miradas, calienta el corazón, seduce y mata. Señor de la luz, dueño de la vida y la muerte. Considerado como un don divino, el sol en la tierra, venerado en casi todas las mitologías. Elegido por muchos para expiar nuestros pecados, purificar el alma, muerte que precede el renacimiento, mediador entre la naturaleza y la cultura, entre el cielo y la tierra. El fuego como advertencia y castigo. Hogueras de brujas todavía ardiendo por el miedo de una sociedad ciega, sorda y muda.

Leo en un excelente artículo titulado “El fuego y su mágico simbolistmo”, escrito por Sofía Gómez en la revista Vagabunda de México: “El fuego es una ensoñación mágica, escurridizo en su estado original. Ha cautivado al humano desde que lo conoce. Es suficiente con apagar la luz eléctrica y encender una vela para sentir su efecto en cualquier espacio y tiempo. La llama, dice Bachelard, es un fuego húmedo, líquido ardiente. Un reloj de arena que corre hacia lo alto. Más liviana que la arena, que se desmorona, la llama constituye su forma como si el tiempo mismo estuviera siempre ocupado.Esta convoca a los sueños de la memoria.

Una vez más, Córdoba se erige en representación involuntaria de esa simbología. Córdoba, la docta. La iluminada por la luz de la razón. Pero también Córdoba, la del cordobazo que encendió tantos fuegos como pudo y logró derrotar a uno de los mostruos que gobernaron nuestro país. Decía Agustín Tosco de aquellas históricas jornadas: “En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares, ya no se apagará jamás.

Parece que hay fuegos y fuegos, o fuegos y fueguitos, al decir de Galeano. O quizás simplemente ocurre lo que un físico del siglo dieciocho demostró: por más que lo intentes es imposible reunir las llamas de dos velas. Cada quien brilla por sí mismo.

El ya mencionado Gastón Bachelard, filósofo francés del siglo XX, obsesionado por el fuego, escribió un libro titulado “Psicoanálisis del fuego” y otro llamado “La llama de una vela” en donde dice: “La bujía eléctrica no nos permitirá nunca los sueños de aquella lámpara viviente, que con aceite,  hacía luz. Hemos entrado en la era de la luz administrada. Nuestro único papel consiste en dar vuelta a una llave. No somos más que el sujeto mecánico de un gesto mecánico. No podemos aprovechar este acto para constituirnos, con legítimo orgullo, en el sujeto del verbo iluminador”.

El sueño de la razón produce monstruos” pensaba y pintaba Goya entrando a un nuevo siglo. El siglo de las luces, aquel ochocientos en el que creíamos en la luz como el resplandecer de un nuevo mundo. Y un nuevo mundo nacía pero los monstruos no se espantaban con su luz, simplemente crecían al calor de otros fuegos.

En fin, esta semana, queridos planetarios, también hubo humo en mis ojos. Cómo ver la realidad entre tanta niebla?

Mientras en Córdoba la desesperación de una lucha desigual frente al fuego que ya había arrasado miles y miles de hectáreas y se acercaba a las casas de los vecinos que resistían a pura voluntad con la poca agua que tenían a mano, y gritaban frente a las cámaras de televisión “es intencional, es intencional”, y no culpaban a Dios ni al cambio climático, más bien al saqueo de nuestras materias primas que necesita una carretera para llegar a buen puerto, o a negocios inmobiliarios, y señalaban al gobierno nacional y provincial por tanto abandono reclamando la declaración urgente de una “emergencia nacional”; el gobernador de la provincia, Martín Llaryora, sostenía que quienes lo critican “quedan como unos boludos”; y el ministro de Turismo, Medio Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, no hablaba ni explicaba porqué la Ley Bases eliminó el fideicomiso para la administración del Fondo Nacional de Manejo del Fuego y no sólo éso, su presupuesto se había subejectutado, gastando apenas un 25% de lo asignado; y Mercedes Ninci, quien vio cómo su casa de infancia era devorada por el fuego increpaba a la Ministra de Seguridad por la compra de aviones militares y no hidrantes; mientras todo esto ocurría, Milei se paseaba sonriente por Nueva York, tocaba la campana de la bolsa, y se sentía un héroe del anarcocapitalismo global, su ministra de relaciones exteriores, la Sra. Mondino, anunciaba con orgullo que nuestro país votaría en contra del llamado “Pacto de Futuro” propuesto por la ONU como un manifiesto de buenas intenciones para frenar el desarrollo no sostenible y todos los desafíos ambientales y digitales que se nos vienen encima. No, no, no, Argentina será libre y tendrá “alas para volar” twiteó la ministra sin sonrojarse, y agregó con la pomposidad habitual de su gobierno, que en la primera reunión del presidente Milei en Naciones Unidas, “Argentina será un Faro de Libertad”.

Un Faro. Luz cegadora que no le dejó ver lo que cualquier habitante de Punilla, Traslasierra o Calamuchita tenía en claro: “este es un incendio anunciado”. En realidad, desde el 2020 se suceden año tras año estas catástrofes en la sierras cordobesas. Esta fue la más feroz, y lleva semanas expandiéndose.Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgos de Córdoba expresó su desconcierto: “Tiene una dinámica extraña todo esto y estamos intentando adaptarnos a los cambios”.

En un testimonio tomado por el diario Clarín, un vecino parece tener las cosas más claras y dijo, simplemente: “Hace tres semanas que vienen prendiendo fuego y sabemos que son intencionales. Se quemaron zonas donde quieren construir autovías y donde quieren instalar negocios inmobiliarios. Necesitamos que sea declarada reserva intangible. El bosque nativo hay que cuidarlo”.

Por ahora, la policía detuvo a dos hombres sospechosos de haber provocado los incendios en la zona de Punilla, ya que fueron encontrados con bidones de combustibles en lugar de agua.

Así enfrentamos una nueva semana. Conmovidos por la resistencia de una población que enfrenta una cordillera de llamas que nada tienen que ver con la purificación. Llamas provocadas por seres demasiado terrenales, de magia aquí no queda nada. Sólo queda saber quién está prendiendo el fuego y sobre quienes caerá el castigo.

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