La historia de la familia Heflin refleja el total abandono de los olvidados del sistema. Todavía se desconocen los detalles pero la permanencia, durante dos días, de dos trabajadores muertos dentro de un supermercado que se mantuvo abierto es un signo de los tiempos. Hablar de negligencia es poco. La empresa dirá que no eran sus empleados. La precarización y tercerización laboral tiene estas consecuencias.
Así ocurrieron los hechos.
Carlos y sus hijos, Gonzalo y Braian, fueron el sábado a trabajar al Maxi Carrefour ubicado en Sarratea y Márquez, en Boulogne, y nunca volvieron a su casa. Los esperaban ese mediodía en Hurlingham pero no llegaron. Alejandra, la mujer de Carlos y madre de los dos jóvenes, inició una búsqueda de inmediato. Sabía que algo no estaba bien, recurrió a la policía, fue de comisaría en comisaría sin lograr que nadie tomara su denuncia.
Recién el lunes, dos cuerpos fueron encontrados dentro del mismo supermercado, muertos, en un pozo. La actividad no se detuvo durante esos días en el negocio. A nadie le llamó la atención que el auto de los Heflin hubiera permanecido en el estacionamiento del sábado al lunes. Ni las autoridades de Carrefour ni la policía los buscaron en todo el fin de semana, olvidados, tirados en un pozo, Carlos y Gonzalo murieron mientras realizaban tareas de mantenimiento en un tanque. El hijo menor, Braian, sobrevivió, no recuerda qué pasó, lo encontraron en estado de schock y solo atinaba a preguntar por su padre y su hermano. Debió ser internado de urgencia apenas supo del trágico fin.
De acuerdo a lo publicado en redes sociales por Mariana Heflin, hermana de Gonzalo, su papá, Carlos y su hemano, Gonzalo, cayeron en un pozo mientras trabajaban y allí permanecieron por dos días sin que nadie notara su ausencia.
Alejandra Lavadia, madre de Braian y esposa de Carlos, repitió una y otra vez a medios locales el calvario que vivió esos dos días: “Nadie me tomó las denuncias, yo el domingo estuve en la comisaría 3° y 9° de Boulgone y no me quisieron tomar la denuncia. Me mandaron a Pilar porque ellos eran de acá, pero acá no me quisieron tomar la denuncia porque ellos se perdieron en Boulogne… Es una vergüenza lo que vivimos“, dijo. “Yo no paré nunca de buscar a mi hijo. Estuve hasta la 3.30 de la mañana el domingo y no me decían nada, me mandaban de acá para allá como títere y ahora nos estamos lamentando por dos personas inocentes que no se merecían eso“.
Hasta el jueves, la familia no había recibido ni siquiera una llamada de Carrefour ofreciendo condolencias. La empresa calla, ignora, olvida. Son tercerizados, un número, ‘nadies’.
La justicia abrió una investigación y las primeras versiones hablan de una posible intoxicación por gases, dado que los Heflin estaban trabajando en la pintura de un tanque industrial, sin las medidas de seguridad adecuadas. Entre otras cosas, Alejandra denunció que no utilizaban ningún tipo de protección o mascarillas.