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Nace una estrella: “Supernova”
Panamá Revista lanza su suplemento dominical en formato digital: Supernova. Será bilingüe, en español e inglés, con la idea de trascender fronteras e incorporar a la Argentina los grandes temas de debate mundial. Una estética cuidada, con ilustradores nacionales. Su primer número está dedicado al binomio “Comunismo y Libertad” y trata sobre el retorno de estas dos viejas palabras que parecían sepultadas ¿qué son los comunistas y cómo se entiende la libertad hoy? Con una entrevista exclusiva a Jorge Castañeda.
En tiempos de hambruna intelectual, le damos la bienvenida a este nuevo proyecto periodístico, y entrevistamos a Pablo Touzón, uno de los fundadores y director editorial de Panamá revista quien nos cuenta cómo surgió la idea y quiénes son los realizadores.
LCV: Contanos qué significa este nuevo trabajo sin red, de lanzarse con un material dominical de pensamiento. ¿Por qué se llama Supernova?
—Nosotros en Panamá, hasta hace tiempo que veníamos pensando, por la generación que somos, somos hijos de los ‘90 en un punto, nos gustaba mucho en ese momento el Radar de Página 12, el Radar de aquella época de los 90, que era esa revista dominical que era parte de Página 12, pero también una especie de identidad aparte. Uno podía leer solo el Radar, eventualmente sin el resto de Página 12, aunque en ese momento funcionaban de manera sincrónica, pero también separada. Nos gustaba la idea del suplemento dominical, que hoy, simplemente por cómo cambió la tecnología y la edición de las revistas en general, se tendió a perder. Primero el formato, nos gustaba la idea del domingo como un lugar donde uno tiene lecturas más largas, más profundas, tal vez más inactuales en el sentido de la coyuntura, pero que son igual de nutritivas o más. Después, parte del asunto también era pensar como una suerte de suplemento futuro, en el sentido que nos gustaba la idea de abordar temas más globales desde la Argentina. Siempre tiende a haber una especie de caracterización que nosotros estamos en contra, que es la idea de que uno cuando está en un país periférico del sur, solo tiene que hablar de lo suyo, como que no pudiese meterse en los grandes temas. A mí siempre me gustó una idea de la argentinidad, hay una cosa que escribe Borges al respecto, pero es una argentinidad más universal, más global, como el jugador argentino que se destaca en el exterior ¿Por qué no con las plumas nuestras, atravesar un poco la barrera idiomática? Por eso el suplemento también está en inglés. Y por qué no adentrarse en temas que supuestamente son del centro, de los países que están más en el centro del mundo editorial y en el centro del mundo político. Entonces eso nos gusta, esa osadía de meterse con temas globales. Por eso también lo traducimos al inglés, para que eso pueda ser leído. Pero a la vez nos gusta también la idea de otra visión argentina, que es la de la buena importación. Traer a la Argentina autores y textos y entrevistas de gente que no es argentina y que puede ser interesante para leer acá, pero nuestra clave.
LCV: ¿Cómo está conformado el consejo editorial, si es que lo hay, o cómo se eligen las plumas que van a estar en Supernova?
—Tiene dos editores de lujo que son Tomás Borovinsky y Alejandro Galeano, Bauer en Twitter, el sociólogo historiador que de hecho han trabajado y fueron parte del equipo fundacional de Panamá. Después cada uno siguió su derrotero y hoy vuelven como quien fuese a regrupar la vieja banda de rock, para este proyecto. Los dos son los dos más globales que nosotros tenemos, en el sentido de estar atentos a lecturas del mundo, de lo que está sucediendo, editores, los dos han tenido carreras como escritores y como editores muy interesantes. La idea era un poco juntar al equipo primigenio de Panamá para lanzar este proyecto con el apoyo de los directores editoriales de la revista pero el grueso del trabajo va a estar a cargo de ellos dos, en la selección, la búsqueda y la escritura de texto, porque nos parecía que eran lo mejor de los nuestros para este tipo de proyecto. Va a tener un tema por mes, va a salir todos los domingos, pero cada domingo durante un mes va a tratar sobre un tema en particular con un apelativo genérico. Apelamos a la libre imaginación creativa de los autores. Supongamos, el primero es comunismo y libertad. Un poco trata sobre el retorno de estas dos viejas palabras, escuchadas de los años 90, 80 y la idea de la libertad tal y como se la entiende hoy. Decíamos no es lo mismo decir comunismo y libertad en la década del 60 del siglo XX, que decirlo ahora. La búsqueda es ¿qué decimos hoy cuando decimos libertad y cuando decimos comunismo? Entonces llamamos autores de distintos países para que opinen con esta consigna, pero muy libremente, pueden ser novelistas, pueden ser artistas, no se trata solamente de una revista de tipo ciencias sociales, sino que nos interesa más un abordaje más cultural, más amplio, más diverso y más dinámico, que simplemente hacer como una especie de académicos opinando sobre un tema.
LCV: Me importa mucho destacar el tema de que es de una lectura abierta, no es una lectura para entendidos.
—Es encontrar el punto de equilibrio entre la profundidad y la masividad y que no sea una cosa estúpidamente erudita, no sé si nos saldrá, recién empezamos pero en Panamá nos salió. Creo que acá también, sin resignar un poco la identidad, que sí, efectivamente, como nosotros decimos en la introducción, no busca el clickbait fácil, o sea, busca algo un poquito más profundo, pero sin que eso se convierta en una especie de erudición académica al pedo. Es un poco el desafío que tenemos y que asumimos.
LCV: Tienen una estética muy cuidada. Requiere de un equipo de gente que esté trabajando esa estética y una elección de ustedes en cuanto a los ilustradores e ilustraciones. ¿Quiénes son? ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo lo pensaron? ¿Por qué? ¿Qué quieren comunicar?
—La página la hacemos en conjunto con una agencia creativa que se llama Jupla, que nos ayudó a armar la página y el concepto del logo y demás cuestiones, que creo que quedó bastante lindo. También, así como hay un tema por mes, va a ver un ilustrador argentino por mes que va a tratar de llevar al dibujo los temas que se vayan sucediendo. Nos parece además una manera de promover la ilustración argentina para los lectores que tengamos. Además una forma de dar una traducción, justamente como decía antes, no tiene que tener una traducción académica. Entonces el dibujo también es una forma de comunicación absoluta.
LCV: Además desde la ilustración a la historieta, hay una tradición decir cosas a través de los dibujos. Así que me pareció un rescate importantísimo a mí.
—Estamos arrancando, pero un poco la idea, con humildad, es tratar de poner todo junto eso que contaba recién. Obviamente la idea que sea una vez por domingo, es sacar la presión de la actualidad más frenética. Entonces decir, bueno, este mes es sobre x tema, en este caso comunismo y libertad, el próximo se va a llamar futuro, así con lo vago que es esa palabra, pero justamente para estimular la imaginación de los autores, como diciendo bueno, a ver qué te dice a vos. Puede ser los futuros de las ciudades, puede ser el futuro de la tecnología. Es como un poco salir a apelar un poco la imaginación, básicamente.
LCV: ¿Por qué Jorge Castañeda en la primera entrevista?
—Él había escrito un libro que se llamaba La utopía desarmada en el ‘94, que era sobre le destino de las izquierdas latinoamericanas después de la caída del Muro de Berlín. Lo que nos convocó a contacarlo es, dado que el primer número es sobre comunismo y libertad, es qué queda hoy de esa interpretación. Cómo cambia el panorama de las izquierdas latinoamericanas visto 40 años después de aquel gran momento, gran hito, y en un momento confuso. Porque uno tiene la crisis del chavismo como especie de ultimo avatar de la izquierda latinoamericana pero también tiene el retorno de Lula, la victoria de Yamandú Orsi en Uruguay. Después se habló de otras cosas pero es el puntapié para alguien que se ve ocupado sistematicamente a analizar lo que pasa en las izquierdas de México para abajo, ver cómo es eso hoy.
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Diego Sztulwark: “La subestimación a Milei es su propio combustible”
Junto a Diego Sztulwark recorremos las preguntas que nos agobian a un año de gobierno de Milei: ¿Cómo fué posible? ¿Por qué dura? ¿Qué hacer para enfrentarlo? Reflexiones sobre el nuevo capitalismo mundial, la aceleración como estrategia para la parálisis social. El grotesco reinado de la improvisación política y el desencanto sin fin. La claudicación de la necesidad de un pacto social. “Estamos todos tan apurados, corriendo, corriendo, que no nos da tiempo para estallar”. Y más…
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Luciano Galfione: “Competimos contra jornadas laborales de 16 horas y trabajo infantil aceptado”
Mientras el gobierno avanza en la apertura de importaciones, las PYMES e industrias familiares intentar resisitir, una vez más, el embate. Uno de los sectores más golpeados es el textil, con una larga tradición de empresas familiares que van pasando de generación en generación. Para Luciano Galfione, Presidente de la Fundación Pro Tejer, ser textil forma parte de su ADN, por eso lo invitamos a pasar por La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores. “Todo el tiempo a nosotros nos cruza el textil, cada vez que nos levantamos, hasta que nos acostamos”, asegura. Una vocación que viene de la cuna. Siempre innovando pero manteniendo la tradición familiar.
Con su empresa Textil de los Andes, recorre la puna catamarqueña visitando a sus proveedores, comunidades originarias que trabajan con fibras autóctonas: llama, la vicuña, el guanaco, la lana merino, entre otras. Orgulloso de formar parte de Pro Tejer, explica: “Somos una fundación y no una cámara. La Asociacion Obrera Textil forma parte de la Fundación Pro Tejer, por eso nucleamos a toda la cadena de valor entera y en esa cadena están los estudiantes, los trabajadores, los empresarios, está todo el sistema cientifico tecnolgico como el INTI, el INTA, por eso nuestra fundación es tan transversal y tan representativa de toda la cadena.”
No le teme a la competencia pero requiere igualdad de condiciones: “Lo que vemos a diario es que cada vez se flexibilizan más condiciones para el importador y al productor nacional nos suman obstáculos, nos pone en una cancha absolutamente inclinada y lo único que pedimos nosotros es que esa cancha se nivele y después jugar de igual a igual.” Por otro lado, sincera una situación de inequidad global: “Competimos contra sueldos de 80 dólares, jornadas laborales de 16 horas admitidas por ley, sin aguinaldo, sin jubilación, con el trabajo infantil aceptado. Contra esto competimos.” Sobre el futuro no tiene dudas: “sin una industria fuerte, no habrá trabajo.”
LCV: Contame cómo se llama tu empresa, a qué se dedica y qué hace que tengas que estar trabajando una semana en Catamarca.
—Una de las empresas a la que nos dedicamos se llama Textil de los Andes, es una empresa que trabaja con todas fibras autóctonas de la Argentina, como es la llama, la vicuña, el guanaco, la lana merino y demás. En particular, esta vez, como tenemos una marca de ropa también, fuimos a hacer la campaña de invierno, estuvimos recorriendo toda la puna catamarqueña y visitando a nuestros proveedores, que son las comunidades originarias.
LCV: ¿Qué es el ADN textil?
—El adn textil tiene que ver con esto que nos pasa a quienes nos dedicamos a este sector, esencialmente empresas familiares, empresas pymes, que son generacionales y que además el textil en la Argentina es un sector que viene atravesado por generaciones, pero además viene atravesado en nuestro cotidiano. Todo el tiempo a nosotros nos cruza el textil cada vez que nos levantamos, hasta que nos acostamos y hasta en nuestro vocabulario, yo lo decía un poco en mi discurso, palabras que no son mías sino que leí de un libro de Cynthia Edul que son hermosas. Por ejemplo, decimos cotidianamente “hay tela para cortar” o “tiene un nudo en la garganta”.
LCV: ¿Cuáles son las defensas que ustedes pueden ejercer respecto de la apertura indiscriminada de importaciones?
—Nosotros lo que lo que decimos es que estamos en condiciones de competir, todo el tiempo estamos compitiendo con el exterior, pero la realidad es que pedimos que esto sea en igualdad de condiciones. Lo que vemos a diario es que cada vez se flexibilizan más condiciones para el importador, para quien trae todo producto de afuera y sin embargo al productor nacional, que es en definitiva el que da empleo, el que genera riqueza y demás, lo único que pasa es que cada vez tiene más obstáculos y entonces esto nos pone en una cancha absolutamente inclinada y lo único que pedimos nosotros es que esa cancha se nivele y después jugar de igual a igual. No pedimos nada extraordinario pero sí tener la misma pista, la misma cancha, porque si no, es jugar un partido que ya perdimos antes de arrancar, por cosas que no dependen de nosotros. El inclinar una cancha o no inclinar una cancha no depende de nosotros. Esas condiciones no las ponen los jugadores. Nosotros sabemos bien jugar el partido, nos hemos entrenado, siguiendo la metáfora, porque hemos invertido, tenemos tradición y por eso sabemos hacer lo que sabemos hacer. Lo sabemos hacer y lo hacemos bien. Pero bueno, si a Messi lo ponemos en una cancha llena de pozos y sin líneas en la cancha, y del otro lado ponemos una cancha europea toda recién cortadito el pasto y demás, va a ser muy difícil, por más que tengamos a Messi, va a ser muy difícil que gane un partido.
LCV: Y lo más probable es que se esguince, además.
—El textil se ha esguinzado muchísimas veces a lo largo de nuestra historia y así y todo nos hemos recuperado, porque hasta tenemos buenos médicos para recuperarnos de un esguince. Pero bueno, la verdad es que cada vez que nos esguinzamos lo que ocurre es que arrancamos muy desprotegidos respecto de los demás.
LCV: Quiero saber cuál es tu opinión respecto de las medidas que salieron después de las muy duras opiniones de los industriales respecto del gobierno nacional. ¿Son efectivas? ¿Tienen algún sentido? ¿Son más de lo mismo?
—Es un poco más de lo mismo. Lo que creo es que en la Argentina tenemos que entender que esto no es un tema de uno contra otro, de ideología de un lado, ideología del otro. Creo que debemos ser más pragmáticos en la Argentina y empezar a ver un poco qué es lo que hace el mundo, hacia dónde va ese mundo desarrollado, que es en definitiva el mundo al que nosotros aspiramos como sociedad, y ver lo que ellos hacen. Cuando uno ve esto, lo que encuentra es que todos los países desarrollados del mundo, de más de 40 millones de habitantes, que se parecen al nuestro, ante todo son potencias industriales. Entonces, es imposible pensar un país desarrollado como la Argentina, tan diverso, tan grande, con tantos habitantes, sin una industria pujante, una industria que crezca, una industria que motorice sectores a lo largo y ancho de todo el país. Entonces, después podemos decir si es por un poquito por acá o un poquito por allá, pero la realidad es que en la Argentina, si no hay una industria fuerte, una industria pujante, no va a haber trabajo para todos. Esto hay que grabárselo a fuego, porque la realidad no es si se salva un empresario más, un empresario menos. Esto no se trata de eso. No se trata si a mí, Luciano Galfione, me conviene más, me conviene menos. Es lo que le conviene a la Argentina.
LCV: Tampoco se trata de estar llorando.Ustedes no están llorando, están pidiendo simplemente igualdad para la competencia. Ustedes quieren competir, no quieren regalos.
—Absolutamente. Pero además la historia nos ha marcado esto. Nosotros competimos todos los días de igual a igual. Y en el sector nuestro mucho peor, contra las peores prácticas del comercio internacional. Competimos contra sueldos de 80 dólares, jornadas laborales de 16 horas admitidas por ley, sin aguinaldo, sin jubilación, con el trabajo infantil aceptado. Contra esto competimos. Porque eso es lo que viene del sudeste asiático cada vez que compramos una prenda importada. Entonces, la realidad es que estamos acostumbrados a competir. Si nosotros queremos una sociedad más justa, más inclusiva, con mejores salarios y demás, entonces competir de igual a igual significa que el Estado es el que regula esas asimetrías. Salvo que querramos esa sociedad para nuestros compatriotas, que yo no estoy dispuesto a tener. Es por eso que los países hacen este tipo de medidas. No lo hacen solamente para tener empresarios y tener beneficios para los que cazan en el zoológico. No. No se trata ni de cazar en el zoológico, no se trata de nada. Se trata de equiparar asimetrías para tener una sociedad un poco más acorde a lo que queremos nosotros y comparándonos con los países a los que nos queremos parecer. De eso se trata.
LCV: Me emocionó mucho la apertura y todo lo que significan los detalles inclsivos que tuvieron con la FADU, con talleres con personas con discapacidades, en fin, mucho más para decir que solamente “esta remera está cara”.
—Forma parte de nuestra composición como fundación, todo lo que tiene que ver con las universidades, con el sistema científico tecnologico. Por eso somos una fundación y no una cámara. La asociacion obrera textil forma parte de la fundación Pro Tejer, por eso nucleamos a toda la cadena de valor entera y en esa cadena están los estudiantes, los trabajadores, los empresarios, está todo el sistema cientifico tecnolgico como el INTI, el INTA, por eso nuestra fundación es tan transversal y tan representativa de toda la cadena.
Archivo
ARCHIVO / Nunca te bañes con tus primas, por Ricardo Ragendorfer
Este artículo fue publicado por la revista El Porteño en la sección Serie Negra de junio 1989. Por entonces, conceptos cómo “violencia de género” y “femicidio” eran catalogados bajo la inexacta nomenclatura de “crimen pasional”. Pero en las extrañas muertes de Irma Gijón y Gloria Fernández ni siquiera fue considerada esta hipótesis. Y por una razón de peso: su carácter sobrenatural hizo que rebasara las fronteras del hecho policíaco para convertirse en una pieza única de la literatura gótica, pero del mundo real. RR
Bajó de la ambulancia, verificó la altura de la calle y tocó el timbre. Media hora antes, la telefonista del Hospital Municipal de Vicente López expidió una orden de visita en favor de Gloria Fernández, especificando como motivo una simple descompostura. Cuando el médico cruzó el hall y fue llevado al living, encontró a la paciente recostada en un sofá.
La mujer que lo hizo pasar sólo le dijo:
–Se empezó a sentir mal a la tarde, después de comer.
El recién llegado se calzó el estetoscopio y auscultó el pecho de la enferma. Luego extrajo una linterna de bolsillo y pasó a escudriñar el color de la garganta. Acto seguido, se puso a redactar una receta. Y mirando a sus interlocutoras, recitó el diagnóstico:
—No es una descompostura. Aunque puede ser que el almuerzo haya caído mal. Para mí, es un estado gripal. Tiene la presión baja y unas líneas de fiebre. Tómese un Multín cada seis horas. Por lo del estómago, no coma nada pesado; es más, si aguanta, trate de no cenar.
Dicho esto, guardó sus instrumentos y se perdió por la puerta, saludando con un imperceptible movimiento de cabeza. Y ya en la ambulancia, le comentó al chofer:
–Vinimos por una gripe. Nada más que una gripe.
En ese momento no sabía que el caso no tardaría de complicarse, precisamente por una descompostura, pero no de tipo estomacal.
Tres días después, es decir el domingo 16 de abril, el departamento de la calle Melo 3300, de Florida, se convirtió en centro de atención de investigadores policiales, médicos forenses e, incluso, técnicos de Obras Sanitarias. Sin embargo, los primeros que tomaron intervención fueron simples integrantes de una cuadrilla de Gas del Estado.
A la mañana del día anterior, el propietario del departamento, que moraba en el segundo piso del edificio, percibió la fragancia —según él— inequívoca de un escape gaseoso. No sólo cerró la llave de paso, sino que convocó al personal especializado para que constatara la pérdida del fluido. Los de Gas del Estado no la encontraron.
Recién al día siguiente salió a la luz que semejante aroma correspondía, en realidad, a la descomposición de los cuerpos de Irma Gijón, de 21 años, y Gloria Fernández, de 15, que se estaban pudriendo en la bañera.
El propietario no daba crédito a sus ojos (ni a su olfato).
Ya entonces, ese departamento se encontraba invadido por uniformados y peritos.
En la bañera aún permanecían los cadáveres, flotando en un líquido que no parecía agua, ya que mostraba una tonalidad color ladrillo. El de la más joven apuntaba hacia el este. Frente a ella estaba los despojos de la que, en vida, había sido su prima.
A simple vista, daba la impresión de que la muerte le había llegado justo al sacarse la bombacha, dado que esa prenda estaba muy cerca de su mano, cuyo brazo quedó rígido fuera del receptáculo.
Pero no se puede decir que esas muertes “súbitas y simultáneas”, como fueron caratuladas a falta de más datos, les hayan conferido a sus protagonistas el don de parecer dormidas. Por el contrario, además de la pestilencia propia de la carne al corromperse, la piel de ambas mutó su color natural a un azulado cadmino, correspondiente a la descomposición cadavérica de alguien que dejó el mundo de los vivos hace más de 30 días. Pero el problema era que sólo llevaban en la bañera no más de tres.
A partir de entonces, casi una veintena de peritos, entre los que se encontraban efectivos del SEIT (Servicio Especial de Investigaciones Técnicas), junto a forenses, además de personal policial numerario, pulularon semanas enteras, tanto por el departamento como sobre los cuerpos de las primas Gijón-Fernández, tratando de determinar la causa de tan extraño fin y la razón del desacostumbrado deterioro.
Lo cierto era que los manuales de medicina legal establecen etapas y lapsos, según sea invierno o verano. Así como en un ahogado deben transcurrir entre 3 y 5 días o 5 y 6 horas —depende de la estación— para que se consume la rigidez cadavérica, el enfriamiento del cuerpo y blanqueo de la epidermis, en este caso, sobre la base de partes extremadamente oscuras e hinchadas, más el detalle de brazos y piernas blandas y arrugadas, se determinó que, en teoría, tales cuerpos corresponderían a 30 días de descomposición, si se trataba del invierno, o 2 semanas en temporada estival.
Pero había un hecho cierto: una vecina de las malogradas mujeres echó por tierra los conceptos de la medicina forense, afirmando en su declaración testimonial: “Antenoche (por el 13 de abril) Irma me pidió permiso para hablar por teléfono con el Hospital de Vicente López y llamó a una ambulancia porque su prima sufría una leve indisposición”.
Eso coincidió con la receta hallada en el living, donde se recomendaba la ingestión de Multín, un antipirético. De allí en más, sobre hipótesis tan poco felices como la muerte por electrocución, ahogo, intoxicación e, incluso, la formación de un arco voltaico, pero ante la certeza de que esos decesos sólo pudieron haber sobrevenido a través del trámite propiciador de un homicida, los encargados de esclarecerlos se dieron a la caza del facultativo que había atendido a una de las víctimas poco antes de la muerte.
A decir verdad, la policía tropezó con grandes inconvenientes para dar con el médico. Claro que a la declaración que efectuaría se le asignaba gran importancia. Y luego de una fatigosa búsqueda, el profesional fue hallado: Se trata del doctor Arnoldo Bresciani, médico cirujano, director de una clínica y auditor de un prepago, que además pertenece al plantel del Hospital de Vicente López.
Cuando estuvo frente a los policías que lo interrogaban sobre los detalles de aquella visita, Bresciani comprendió que, a fin de cuentas, el caso tratado tuvo al final que ver con una descomposición.
—No puede ser que el cuerpo de las chicas presente la descomposición de un mes —farfulló, ante un policía de civil que anotaba todo en una libretita.
El médico después declararía: “No fui el último en verlas con vida”. Pormenorizando tal afirmación, Bresciani exhibió los argumentos propios de un experto en novela policiales inglesas: “El domingo por la mañana, cuando entró la policía, encontraron mi receta y un frasco de Multín nuevo, es decir, recién comprado. Estaba abierto y faltaban dos comprimidos. Yo le había recetado a la paciente tomar uno cada 6 horas. Si cumplió con tal indicación, no habría muerto a la medianoche del jueves, sino a la mañana del viernes (…) Si una de ellas fue ese día a la farmacia yo no fui el último en verlas con vida; ni tampoco lo soy si ellas mandaron a alguien a comprar el remedio”.
En síntesis, la investigación policial estaba nuevamente en cero, salvo, lógicamente, las dispares hipótesis irradiadas desde varios medios, que no excluyeron la presunta complicidad de las temibles mambas, una de las más peligrosas especies de serpiente, originaria de Nueva Guinea, cuyo veneno no suele ser proclive a aparecer en los resultados de una autopsia.
Pero hasta ese punto, aunque sin visos de esclarecimiento, el caso de las muertas de la bañera fue una simple investigación policial. A partir de un nuevo episodio, el hecho pasó al rango de la novela gótica. Eso se encarga de declarar el juez Raúl Adolfo Casal, que entiende en la causa:
“Yo, personalmente, hice retirar aquel domingo los cuerpos de la bañera, llevarlos a la morgue y luego ordené higienizar aquella vivienda, donde los olores eran realmente pestilentes. También verifiqué personalmente la limpieza de aquella bañera, su saneamiento y demás trabajos de higiene. Pues bien, dos semanas después decidí regresar al escenario del suceso. El departamento había quedado cerrado con llave y la llave se encontraba en la seccional 1a de Vicente López. Pasé a buscarla y me fui hacia esa casa. Cuando entré, imaginen mi sorpresa al ver que la bañera estaba nuevamente llena de agua y, para mayor asombro, repleta de fauna cadavérica”.
Sobre los contornos de un misterio insondable solo quedan las huellas de los deudos desolados, próximos o involuntarios de un deceso sin explicación aparente.
El médico Bresciani sigue haciendo lo de siempre. Pero su vecina, cuando lo saluda, ya no le mira los ojos y, quizá, piense que en ese hombre flaco y bigotudo está el eslabón perdido de aquel caso que persiste en salir entre los diarios. Al juez Casal, desde el día en que regresó al lugar del crimen, se le pone la piel de gallina cada vez que alguien le menciona el expediente. El propietario de la vivienda, por último, convencido de que ningún necesitado de arrendar un domicilio accedería a asearse en la bañera donde aparecieron las dos primas, no sabe si resignarse a no alquilar más su propiedad, clausurarla, o directamente llamar a un piquete de demolición.