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Bruno Fornillo y el potencial del triángulo del litio

Charlamos con Bruno Fornillo, investigador del CONICET, sobre el denominado “triángulo del litio”, su potencial real y las posibilidades que tiene Argentina para explotar exitosamente el litio.

Bruno Fornillo y el potencial del triángulo del litio

-¿Qué es el tan mentado triángulo del Litio?

Para ser sincero: el triángulo del litio es, hoy por hoy, una gran imagen acerca de unas grandes reservas que poseerían estos tres países. Chile, Bolivia y Argentina. Y que conforman un triángulo en relación a sus salares más importantes. Efectivamente esta imagen viene de lejos, hace más de diez años. Pero yo la atemperaría un poco por dos cuestiones. Porque en el último tiempo comenzaron a aparecer reservas en otros lugares. No solamente en América del Sur, aunque todavía sigue teniendo reservas importantes y muy significativas, de más fácil extracción, por lo tanto de ventaja comparativa en relación con otras formas de extracción en piedra, o geotérmicas, etcétera. Eso por un lado. Si bien el triángulo del litio es muy importante, empezaron a proliferar los espacios potenciales de extracción. No hay que olvidar que el litio es un mineral bastante abundante. Hay en la sangre, hay en el mar. De hecho en donde más es en el mar. El problema es que en el mar la concentración es muy pequeña respecto de la concentración que hay en salmuera al interior de los salares.

Yo creo que esa imagen hay que problematizarla, pensarla, por una cuestión más significativa, que tiene que ver con algo que nosotros en general…Yo formo parte de un grupo de investigación, en grupos de estudios en Geopolítica y Bienes Comunes de la UBA, y me pienso totalmente en ese colectivo y todos nos pensamos colectivamente. Y esas investigaciones son puro trabajo colectivo. Hace tiempo que venimos diciendo es ‘bueno, cuidado con esa imagen de las reservas que poseemos, porque en realidad el valor central está particularmente en lo que son las baterías de litio, y todo el nuevo paradigma energético, en la capacidad tecnológica para crecer en esa cadena de valor y para pasar si se quiere del litio en tanto producto primario y materia prima a un auto eléctrico, un camión eléctrico, un gran reservorio de energía para energías renovables’. Y ahí está el verdadero valor, y la verdadera dificultad. Tanto crecer tecnológicamente como tener la capacidad para participar de ese mercado. Entonces, países como…China tiene litio, pero Corea del Sur, Japón, Alemania, que no tienen un gramo de litio o reservas insignificantes aunque tengan costas marítimas, tienen una capacidad tecnológica que es clave en este proceso. O sea, el litio no es lo mismo que el petróleo. En ese sentido, se ha configurado como una imagen vinculada al oro del siglo XXI, al oro blanco, el petróleo del siglo XXI, la Arabia Saudita del litio, que son erróneas. Lamentablemente son erróneas. Y lo digo con cierta seguridad. Son erróneas porque en realidad el verdadero valor está en todo ese crecimiento tecnológico. Entonces, yo creo que hay que atemperar eso. Lo que no quiere decir que hay que desconocer cómo se tratan las reservas que posee nuestro país, Bolivia y Chile. Porque el modo de tratamiento de esas reservas es fundamental porque hoy por hoy es lo que tenemos. Junto con un sistema científico desarrollado lo que tenemos es ciertas reservas de litio. No quiero ser aguafiestas con esto. No quiere decir que no tenga ningún sentido. Quiero decir que es preciso pensar cabalmente en todas sus dimensiones.

-¿Las reservas de litio y los salares son lo mismo?

No son estrictamente lo mismo. Técnicamente hay una diferenciación entre recursos y reserva. Las reservas en principio son cantidad X de tal producto probada. Mientras que los recursos son potenciales. Y a su vez, de todos modos, la clave está en lo siguiente. Cada salar se formó de un modo singular. Por supuesto guardan una raíz común en unas cuencas endorreicas y demás, pero cada salar se formó de un modo singular en función de cierto entorno singular. Por lo tanto, tienen una determinada concentración de litio. No todos los salares tienen la misma concentración. Algunos pueden tener 600 partes por millón y otros 1200 partes por millón. Lo cual los hace totalmente distintos. Para nosotros eso son meros números, pero por ahí en uno un proceso obtiene el doble. Eso por un lado. Por el otro, una cuestión muy importante es adosado a qué otros elementos se encuentra el litio dentro de la salmuera. La salmuera, para que todo el mundo entienda, es un líquido viscoso que se encuentra debajo de la costra de los salares. Una suerte de mar viscoso debajo de los salares. Y ahí se encuentra el litio. El salar de Uyuni tiene muchísimo magnesio. Eso hace que sea más difícil el proceso de obtención de litio. Lo cual complica mucho la posibilidad de tener el litio en determinado grado de pureza. Y otros tienen asociado por ejemplo mucho potasio. En el salar de Atacama, en Chile. Por lo tanto, lejos de complicar, eso facilita muchísimo el negocio. Porque no solo se saca litio, sino que además se saca potasio. A su vez, otros salares pueden no tener la concentración necesaria para que sea viable económicamente en los términos contemporáneos. Por eso el panorama es diferenciado. 

-¿Qué encarece tanto la extracción?

Por un lado, sería bueno compartir con quienes vean esto que ustedes están realizando el Comunicado del Foro de Especialistas de Litio que nos reunimos. Eso fue muy importante para nosotros. Nos reunimos por primera vez a principios del año pasado y sacamos un comunicado, el primero de ellos, donde más de 100 investigadores hicimos una propuesta acerca de cómo pensar la cuestión litifera en Argentina. Eso por un lado. Cuál es la situación actual es otro panorama, que en todo caso requiere precisiones. Pero vos mencionabas por qué tan costoso y por qué estas inversiones iniciales. La minería del litio guarda como ciertas analogías con los tipos de proceso de minería contemporánea, por ejemplo la minería a cielo abierto, que requieren grandes cantidades iniciales de capital para montar faenas extractivas primeras. Por eso en general, quienes tienen más chances son ciertas empresas globales del rubro asociadas con grandes demandantes, por ejemplo Toyota, ponele. Pero desde mi punto de vista el asunto no está ahí. No está en la cantidad inicial que demanda una extracción de litio, porque eso podría ser pensado, escalonado. Yo creo que el asunto es de qué manera se genera una estrategia estatal coherente para que no suceda lo que sucede siempre. Que es que perdemos todas las rentas, queda un desastre ambiental y hay un ninguneo y desconocimiento de la participación democrática de todos los actores que están vinculados a la cuestión litífera. Fundamentalmente en primer rango las comunidades que habitan esos salares hace miles de años, nosotros siempre lo decimos. Es bastante denostable cómo no son tenidas en cuenta, cuando muchas generaciones habitaron esos espacios antes de que exista el Estado argentino y cualquiera de nuestros abuelos supiera de la existencia de estas cosas. Ahí, de lo que se trata es de pensar una estrategia coherente respecto de cómo incorporar renta argentina, cuidado argentino, democracia argentina. El problema no es la inversión inicial.

-¿Hay en esto algún efecto de ‘ramal que para, ramal que cierra’?

Hay una lógica tremendamente cortoplazista y una matriz extractivista que yo encuentro muy real y a su vez muy inexplicable. Es explicable obviamente, soy historiador. Pero bueno, es complejo pensar cómo es que de repente se promueve un tipo de extracción salvaje en manos de corporaciones trasnacionales que pagan unas rentas muy menores, que tienen trabajos asociados muy menores y que dejan un potencial peligro socioambiental que vuelve inhabitable la zona. Es muy difícil de entender, aunque es posible de explicar. No es muy diferente de lo que sucede con la minería a cielo abierto, con la pesca en el mar argentino, con el agronegocio hiperconcentrado, con el fracking. No es muy diferente. Son ciertas lógicas tremendamente extractivas. A ver, tengo cierta simpatía por un discurso de más tinte nacional, popular, cierta simpatía por quien hoy comanda la Presidencia. Pero lo que veo es una liviandad y una tibieza que nada va a modificar este esquema, sino que muy por lo contrario: lo está propiciando y aumentando más. ¿Qué se podría hacer? Cosas que debería hacer un país serio simplemente. No estoy pidiendo la revolución socialista, aunque no la negaría. Sino que en un país serio simplemente, en principio, sabiendo que tiene esas reservas, es un recurso estratégico específico. Debería tener un tratamiento nacional. Las provincias, y ahí está parte del problema, toman esos recursos como si fueran tremendamente propios. De hecho, así lo es por la Constitución y así lo propiciaron las Reformas Constitucionales avaladas por los grandes organismo internacionales porque a una corporación le resulta mucho más fácil negociar con la Provincia de Jujuy que con un Estado Nacional. Formó parte de la oleada desestructurante de los Estados Nacionales. Entonces habría que contrarrestar eso, por supuesto. En función de un proyecto estratégico nacional pero claramente coordinado, donde estén participando todos los actores, pensado a largo plazo, que vaya hacia el paradigma del conjunto energético, no solo hacia las baterías de litio sino a lo que tiene que ver con energía renovable, electromovilidad, una visión popular y social, la participación cívica, generar otro tipo eventualmente de vinculación en ese área extractiva, y no la simple presencia como una economía de enclave en esos territorios donde no tienen ningún ingreso de fiscalización, pagan impuestos mínimos. Donde a nivel ambiental las mismas empresas realizan sus propios informes. Entonces, la situación es tan drásticamente poco ventajosa y decente que por supuesto llama a hacer otra cosa. Y en hacer esa otra cosa hay que tener una decisión política de peso que tiene que ver de qué manera se vincula con las provincias, de qué manera mantienen prerrogativas por la provincia pero a su vez establece el peso de la Nación. Que tiene que ver de qué manera se enfrenta con las corporaciones que tienen unas tenencias en función de un código minero que les garantiza estabilidad fiscal por 30 años, cosa de otro planeta. Estaría bueno que nos garanticen la estabilidad fiscal a los ciudadanos.

Hago esta asociación siendo historiador. En principio, en Argentina existía…vos hablaste de la extracción agrícola clásica de la Argentina. Ahí, más históricamente en la Argentina lo que existía era cierta élite terrateniente local. Que luego, con el proceso que comienza después de la primera guerra mundial y se intensifica en los años 30, 40, con el peronismo e incluso con el desarrollismo, apunta efectivamente a la necesidad de un desarrollo autónomo, nacional, incluso dentro de la misma derecha política se solía propiciar…El gobierno de Onganía, más allá de que no haya que aclarar que fue un Gobierno Militar, tenía una suerte de idea acerca de lo que era el desarrollo nacional y autónomo. Pero en el golpe del 76 -recomiendo un libro de un colega, Julián Zícari, que se llama Crisis económicas Argentinas- se instala un proceso de valorización financiera y se consolidan ciertos grupos hegemónicos a nivel local en términos económicos que viven en base a esa valorización financiera y a una expoliación vinculada con algunos capitales particulares del exterior, y en eso se convierte nuestro país. El predominio de esos grandes núcleos amparados fuertemente por su capacidad de capital, trazando fortísimas vinculaciones con diferentes partidos, con el poder judicial, con el poder mediático. Todo esto jalonado por diferentes gobiernos, la mayoría de ellos de tinte neoliberal que no hicieron más que intensificar esta matriz, atemperado sin cambios drásticos. Lo que nos sucede es esto que nos sucede. A mí me parece que, en ese sentido, si me permiten hacer una afirmación un poco ambiciosa, no hay destino de país ahí. Porque básicamente esto lo que va a hacer es profundizar las desigualdades de recursos, ecológicas, de acceso. La desestructuración de ciertos patrones de integración que eran clásicos en la Argentina, y que hoy están casi dejando de serlo. Eso dinamita potencial por un lado. Pero también lo que se ve es que otros países han reaccionado de maneras más loables. Chile en el último término, justamente por la intensificación de este proceso, vivió un gran proceso constituyente al que hay que prestarle suma atención. Bolivia es otro país aparte.

– ¿Cómo es la situación del litio en Chile?

El litio en Chile, a partir de que hubo una Comisión Nacional del Litio que se reunió en 2015, modificó sumamente la situación. En principio, empezó a cobrar regalías muchísimo mayores, el 40% de las ganancias, nada que ver con el 3% argentino. Realmente pagan unos impuestos, una renta importante en Chile. Destina 25 millones de dólares anuales a las comunidades, que es muchísima plata, incomparable con lo que existe en Argentina. Son las nuevas maneras de cooptar por parte de las mineras. Hacer partícipes de las ganancias a las comunidades y poner mucha plata, que para ellos es poca pero para las comunidades es mucha, sobre la mesa y se genera otro tipo de relación. 

A su vez, tenían que destinar el 25% del Litio al mercado interno. Con eso pensaban crecer en la cadena de valor. Se creó otro marco. Ese Chile neoliberal tenía un marco que es por lejos muchísimo mejor que el que existe en Argentina. Particularmente, las últimas novedades en Chile son que está siendo difícil de aplicar ese marco. Las empresas se resisten últimamente a pagar los impuestos. Las licitaciones para utilizar ese 25% del litio que debía quedar en el país no llegaron a buen puerto. Las empresas tenían que destinar 25 millones de dólares anuales a la investigación, cosa que en Argentina no sucede ni por casualidad.  El gobierno chileno de Piñera eligió un consorcio de tres universidades chilenas y como 6 o 7 norteamericanas, una cosa que solo puede pasar en Chile también. Una cosa delirante para destinar esos 25 millones de dólares que se obtienen de la renta del litio. Uno no lo puede explicar. No se entiende cómo de un recurso primario esa plata termina en universidades norteamericanas. Pero bueno, eso pasa en Chile y por eso pasa lo que pasa. La violencia que hay en Chile.

Si bien el esquema es mejor, es tal el peso que existe del capital concentrado que no lo pueden aplicar del todo. Y menos con un gobierno de derecha al estilo macrista que existe hoy en Chile. Por eso la gran esperanza es Bolivia, de alguna manera. Lamentablemente en Bolivia tuvieron unos problemas respecto de la técnica de extracción, porque es más difícil sacar el litio en Uyuni, y eso les impidió avanzar de una manera más solida, pese a que tienen el 100% del control estatal de las reservas. En Bolivia sí hay un proyecto estratégico claramente respecto del litio. Pero lamentablemente, por cuestiones técnicas no lograron avanzar de la manera en que hubiese sido deseable. Pero no dejo de pensar que en el largo plazo el único país que se puede ver beneficiado de algo sólido respecto del litio es Bolivia, hoy por hoy. Sería deseable para demostrar también que lo que está haciendo Argentina no tiene ni pies ni cabeza. Hay mucho de maquillaje en lo que sucede en Argentina. Respecto a lo que es la agregación de valor y cuestiones tecnológicas hay mucho que discutir. Pero respecto a la extracción está claro que el Ministerio de Desarrollo Productivo básicamente lo que está haciendo es lo que ni siquiera hizo el macrismo, que es ir a Estados Unidos a buscar inversiones en el marco jurídico político de la reserva actual de litio que es totalmente desastroso. No se explica cómo es posible que suceda eso.

Sin duda somos los que peor estamos. Somos los que más condiciones potenciales podríamos tener y no estamos bien. No es por esto una mirada pesimista. No dejamos de tener una mirada optimista y activa respecto de cómo podemos hacer para transformar esto y brindar opciones más loables, deseables. Pero evidentemente una mirada realista no puede dejar de considerar que lo que está pasando no está a la altura de lo que significa el litio como recurso estratégico a nivel global.

Hay algo ahí efectivamente con el peso que está teniendo en este Gobierno la deuda externa, nuevamente. Que no por casualidad crean esas deudas, que efectivamente regulan gran parte de las políticas. Y entonces por eso hay una especie de fiebre por no invertir en absolutamente nada y conseguir dólares a como de lugar. 

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